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"Pasajeros con destino Barcelona, suban al tren". Así empezaba el viaje de vuelta a casa de Paula Jimeno, una valenciana de 20 años que estudia en la Universitat Rovira I Virgili de Tortosa (Tarragona).

Después de un puente en Valencia pasado por agua, debía volver a su residencia para empezar la semana lectiva. Pero su plan se torció. Spoiler: sigue en Valencia. De hecho, Adif todavía mantiene interrumpida la circulación en parte del Corredor Mediterráneo por la dana.

Otros necesitaban llegar a su destino, y para ello se embarcaron en un viaje rocambolesco para sortear la dana Alice: de Castellón a Valencia, de allí a Madrid y, después, a Barcelona. Para bajar a Tarragona, como cada uno buenamente pudiera.

Paula decidió bajarse en Valencia, y en unos días intentará volver a casa. Pero la historia ni es tan corta ni es tan sencilla.

La dana le impidió viajar en tren, como cada semana, de la capital valenciana hasta l'Aldea, parada en la que se baja para irse a Amposta, donde reside. Las fuertes lluvias han provocado inundaciones y, de hecho, este municipio se encuentra prácticamente incomunicado.

Ahora Paula está tranquila, tampoco va a quejarse mucho por no ir a clase. Pero daría cualquier cosa porque así fuera, y no haber vivido una tarde rocambolesca que acabó con ella y el resto de pasajeros en el mismo punto de partida.

"Mi tren tenía como destino final Barcelona. Salimos de la Estación del Norte a las 17.30 horas", relata Paula.

En un tren anterior, detalla, iba una amiga suya de clase: "Era un tren regional que salió a las 17.15 horas y se acabó comiendo todo el marrón".

Este primer tren hacía parada en Tortosa. En teoría continuaba su trayecto, pero después de conseguir llegar a duras penas a esta población, decidieron acabar ahí el viaje. "Mi amiga me contaba cómo se quedaron parados en mitad de la nada, llegaron de noche", recuerda.

Y su viaje no fue diferente: "Tardamos una hora en llegar a Castellón, más de lo normal". Cualquier otro día, explica que esa distancia la recorre el tren en unos 45 minutos. En esta ocasión, el tren "iba lento". Algo que a Paula le extrañó, ya que asegura que "no llovía": "De hecho, hacía sol", apunta.

Pero algo más al norte la situación era muy diferente: ES-Alert sonando, carreteras cortadas y calles inundadas. "El grupo de WhatsApp de mi clase se llenó de vídeos de pueblos inundados, coches flotando...", subraya Paula.

Al llegar a Castellón, empezaron las turbulencias. "La gente se subió al tren, se cerraron las puertas y no nos movíamos", explica. Cabe destacar que la estación es subterránea, por lo que no tenían ni idea de si fuera llovía o no.

"Pasó un trabajador y dijo que no nos podíamos mover, había caído un rayo y las vías estaban inundadas", relata Paula. Y añade: "Solo dijeron que todos los trenes en dirección Barcelona estaba parados".

Y allí permaneció la joven, junto a todos los pasajeros del tren, parados en Castellón. Detalla cómo la organización dio varias alternativas: "Nos dijeron que una opción era bajarse allí y buscarnos la vida para llegar".

No era muy viable, ya que en el caso de Paula era imposible llegar a Amposta. Las carreteras estaban inundadas y cortadas, por lo que no existía opción de llegar.

Otra de las opciones era "esperarse a ver qué pasaba". Después de casi tres horas en la estación de Castellón, el tren optó por volver a Valencia.

Desde las 17.30 horas que había salido el tren, finalmente llegaron en torno a las 21.45 horas. Una vez allí, muchos pasajeros optaron por bajarse. Otros necesitaban llegar a su destino.

Para ello, desde el tren explicaron que debía desplazarse hasta la estación Joaquín Sorolla y coger un AVE a Madrid. Una vez allí, cogerían uno a Barcelona. Eso sí, como apunta Paula, todo "sin saber si podrían llegar a su destino".