Agencias

Las temperaturas marcan récords en todos los rincones del mundo. El calentamiento es global y afecta a toda la humanidad. En Pekín, por ejemplo, los termómetros ya superan a diario los 35 grados centígrados. A eso se le añade una humedad tóxica, de una atmósfera que a veces se ve grisácea y donde se mastica la polución. Eso se reproduce en otras partes de China y en muchas playas o zonas de interior de Asia.

Por eso, sus habitantes suelen salir a la calle con paraguas o ventiladores portátiles. Cada vez son más habituales las medidas para soportar el calor. También para cuidar la piel: así como en otras latitudes se busca broncearse a toda costa, a pesar de las advertencias sobre los peligros asociados, o se bloquea ponerse moreno -y cuidarse la piel- con cremas, en este continente van un paso más allá.

China, como otras naciones de alrededor, vive bajo la tiranía de la blancura. Sus residentes evitan la exposición al sol y creen que la piel ha de ser cuanto más blanca, mejor. Defienden que queda mejor y que suaviza las impurezas, aunque también tiene un componente social y elitista: se supone que las personas más morenas son las de clase baja, que trabajan al sol. 

Y para paliar estos efectos del sol no sólo hay aparatos externos, sino que también existen prendas que tapan el cuerpo y evitan consecuencias indeseadas. Una en concreto se ha hecho famosa por su extremismo. A los bañadores de manga larga o los sombreros sumergibles se le añade el 'facekini' o "bikini de cara". Consisten, básicamente, en cubrir todo el rostro y el cráneo con una tela, salvo los ojos, los orificios de la nariz y la boca. 

Esta prenda de ropa, que la diseñadora Zhang Sifan llevó a las pasarelas e incorporó motivos y colores especiales, ha aumentado su uso. "En comparación con antes de la pandemia, hace dos o tres años, este año es mucho, mucho mejor. El volumen de ventas, definitivamente, ha aumentado", declaraba una tendera llamada Wang a la agencia Reuters

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Muchas personas, justificaba, prefieren la piel clara. "La principal preocupación que tengo son las posibles enfermedades de la piel o el desarrollo de manchas solares", esgrimía Li Xuyan, estudiante de 17 años. Junto a su madre, usaba este tipo de máscaras en áreas turísticas de la capital china.

Los accesorios, proseguía afirmando la agencia, se están agotando. Y la tendencia está en aumento. Ya hay una explosión de marcas locales que se centran en productos de protección solar, como Bananain, Beneunder y OhSunny. Otras marcas más importantes, como Anta, Uniqlo o Lululemon también han incorporado ropa como gorras y chaquetas con tinte UV a su surtido de productos locales.

Según los datos de China Insights Consultancy, con sede en Shanghái, el mercado de prendas de protección solar de China crecerá a una tasa anual del 9,4% entre 2021 y 2026. Y alcanzará los 95.800 millones de yuanes (unos 12.000 millones de euros) en 2026.

"Nos preocupa quemarnos con el sol y broncearnos, así que estamos completamente preparados", confesaba la propietaria de un negocio de 34 años apellidada Hong. Esta mujer, según explicaban en Reuters, llevaba sombrero y mangas para los brazos mientras visitaba el área turística de Qianmen en el centro de Pekín el jueves pasado.

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Los datos de la plataforma de compras Tmall del grupo Alibaba mostraban que las ventas de protección solar de "nueva generación" en un reciente festival crecieron un 180% interanual. Eran dos o tres veces mayor que en años anteriores. Y estas "máscaras de rubor con protector solar" también son particularmente populares, según Tmall.

Li Hongmei, una residente de Pekín de 26 años, indicaba que es fanática de este tipo de máscaras y que también usa una chaqueta de protección solar cuando sale. "Durante la pandemia, no me maquillaba a menudo porque usaría una máscara de todos modos", contaba a Reuters, "ahora me da flojera volver a maquillarme, prefiero usar una máscara de protección solar y salir”. Puede que a esta moda por precaución se le sume la pereza.