No son pocas las personas a las que les encantaría vivir solos, pero los alquileres en ciudades, como Madrid o Barcelona, están absolutamente descontrolados. Por eso saber que hay dos mininos viviendo ellos solitos en una casita en una localidad del área de San Francisco hará que muchos de ellos se tiren de los pelos.

Louise y Tina son buenos inquilinos. No se quejan, no hacen ruidos y el alquiler de 1300€ mensuales llega de forma puntual y sin fallo. Claro que no son ellos los que lo pagan, sino su esclavo humano. O para ser más precisos, el padre de su esclava humana.

Todo comenzó cuando Victoria, su dueña, se fue a la universidad, pero no le dejaban llevarse animales con ella. Así que su padre se hizo cargo hasta que un nuevo problema apareció en escena: el perro de su prometida. Los animales no se llevaban muy bien, así que la convivencia se hizo imposible.

Y así entró en escena David Callish, dueño de la casita en el que actualmente viven los dos mininos. Es amigo del padre a cargo de los dos animales, y se quedó un poco de piedra cuando le propuso alquilar la vivienda para los gatos.

"Un día me dijo 'te importa si alquilo tu casita'" explica Callisch, quien en ese momento no entendía el propósito. "Me dijo 'bueno, así no tienes que lidiar con personas. Puedo dejar a los gatos allí, y como vivo cerca, puedo acercarme y visitarlos'". Y así lo hicieron.

Se trata de una pequeña casa localizada en su patio, que incluye un baño, una habitación y además cuenta con una televisión y un Apple TV que suponemos que los animales solo lo usarán para acurrucarse al calorcico.

"Es una solución provisional", explicó Victoria en una entrevista, hasta que encuentre algo definitivo que le permita vivir con ellos cerca de la universidad. Los gatos viven en pleno Silicon Valley, una de las zonas donde el precio de la vivienda se ha disparado más en los últimos años. De hecho hay restaurantes de San Francisco que están cerrando porque sus trabajadores no pueden permitirse vivir allí. Un aviso de lo que puede ocurrir en capitales españolas si no se controla el precio de la vivienda.

Y mientras, dos gatos viven solos y tan alegres en una casita.