No hay 1 de enero sin sorpresa, eso es indiscutible. La siguiente historia podría estar perfectamente en el podio de las más surrealistas. Le ha ocurrido a Lynn Sarver, una mujer que vive en Milwaukee (Estados Unidos). Su despertador sonó a las cinco de la mañana y se puso en pie. Acudió a ver cómo estaba su perro Benton y comprobó que había alguien más a su lado.

Ella lo relataba así en The Milwaukee Journal Sentinel. Llegó con una amiga a su casa sobre las 1:30 horas, se pusieron a ver Anatomía de Grey y se quedaron dormidas en el sofá. Cuando la alarma la despertó vio a un inquilino con el que no contaba, un joven de 21 años cuya borrachera le había hecho confundirse de vivienda y acostarse en la de Lynn.

Al principio pensó que era su hijo que, a lo mejor, había querido darle una sorpresa. Pero ni ella ni su amiga conocían al tipo. Cuchillo de cocina en mano se acercaron a él después de llamar a Emergencias. La Policía no tardó en llegar y despertar al joven, que lo primero que hizo fue pedir sus gafas, mirar a su alrededor y reconocer que "no tenía ni idea de cómo había llegado hasta allí".

Seguía bastante borracho, pero pudo explicar que su intención era dormir en casa de su madre, que vive a dos puertas del apartamento. El chico se mostró muy avergonzado y pidió disculpas, por lo que finalmente no interpusieron una denuncia contra él. Eso sí, a Lynn no se le va a olvidar nunca más echar el cerrojo de todas las puertas de su casa.

Lo curioso es que Benton no ladró ni se mostró hostil con el invitado inesperado. Su dueña cree que "probablemente" no vio que fuera una amenaza, así que no tuvo ningún problema en compartir colchón con él.