No conocemos personalmente a Ted Pelkey, pero nos hemos declarado sus seguidores más fieles desde hoy mismo. Y es que su venganza, reconozcámoslo, nos representa un poco a todos. Este pobre hombre que vive en la ciudad estadounidense de Westford, en Vermont, se ha pasado los últimos diez años queriendo ampliar su vivienda y construirse un garaje para instalar allí su negocio de reparación de camiones sin poder llevarlo a cabo.

La Junta Municipal de Revisión de Desarrollo nunca ha accedido a su petición y él, hastiado y cabreado, ha ideado el modo de tocarle las narices a todos aquellos que le han dicho no. Ha invertido 4.000 dólares (unos 3.500 euros) en construir un enorme mastil de madera coronado con una mano haciendo un corte de mangas y lo ha instalado en su jardín, con luces y todo, tal y como recoge el Daily Mail.

Esta peculiar construcción mide casi cinco metros de altura y puede ser vista desde casi cualquier rincón del pequeño pueblo, que tiene unos 2.000 vecinos. De día resplandece con el reflejo de la luz del sol y, de noche, la iluminación hace el resto: 24 horas de peineta para que todo el mundo sepa que la Junta Municipal ha sido injusta con él.

La obra de Pelkey instalada en su jardín Daily Mail

Pelkey ha afirmado que "me han pasado por alto y eso no está bien". Así que encauzó su ira en mirarse todos los reglamentos urbanísticos antes de levantar su monumento para que no pudieran objetar nada y la considerasen una expresión artística. Que, ojo, si esto no es una expresión que baje Dios y lo vea. De momento ni se le ha pasado por la cabeza retirarla de su jardín, así que habrá dedo erguido para rato.