Los influencers se están trabajando mucho un puesto en la lista de personajes más odiados por la humanidad, así que iniciativas como la que han llevado a cabo desde la cadena estadounidense de calzado Payless nos gustan especialmente porque les dan una palmadita en su soberbia, que no les viene nada mal. La firma ha logrado vengarse de una buena cantidad de adictos a la moda dejándolos quedar en el más absoluto ridículo y, de paso, se ha sacado de la manga una campaña publicitaria fantástica.

Su plan no podía estar mejor orquestado. Payless se hizo con la antigua tienda que Armani tenía en Santa Mónica (California) y se inventó que la marca de zapatos de lujo Palessi inauguraba espacio allí. Llenaron las estanterías con su propio calzado y montaron una gran fiesta de apertura a la que invitaron a todos los influencers de la zona.

Así, las dependientas seguían la treta, comentando la calidad de los tejidos, la sutilidad del diseño y todas estas cosas que al común de los mortales nos suenan a chino. Los clientes asentían y también halagaban las piezas, llegándose a comprar por 640 dólares unas zapatillas de deportes que en realidad valían 19,99. Conclusión: en poco tiempo la tienda ya había ganado 3.000 dólares:

Palessi resultó ser un éxito sin precedentes, pero finalmente no timaron a nadie. Descubrieron toda la maniobra dejando boquiabiertos a sus clientes y devolviéndoles el dinero de más que habían pagado por sus zapatos:

Lo cierto es que las imágenes de su grandioso plan les han servido para realizar una campaña de marketing brillante demostrando que un calzado de calidad no tiene que ser caro. Una de las responsables de Payless, Sarah Couch, aseguró a los medios que "la campaña tenía como objetivo recordar a los consumidores que todavía somos una marca relevante para comprar moda a precios asequibles".