Un reptiliano Javier Elio

La invasión alienígena es uno de los mitos modernos más repetidos desde que H.G. Wells publicó La guerra de los mundos en 1897. Cientos de veces se ha repetido la misma historia en cine, televisión, literatura, videojuegos y cuantos medios hemos usado los humanos para narrar ficción. Su éxito se explica porque conjunta nuestra fascinación por lo que pueda haber ahí fuera -esa duda de si estamos o no solos en el universo- y un ancestral miedo a un ataque de la tribu vecina. Pero eso es ficción, nadie cree que pueda ser verdad… ¿o no? Según un estudio que se realizó durante las elecciones americanas de 2016 hasta 12 millones de americanos, un 4% del electorado, creía en la llamada conspiración de los reptilianos. Una teoría exageradamente loca que asegura que las élites mundiales son o están controladas por unos extraterrestres con forma de lagarto que se ocultan entre nosotros.

Y sí, es posible que la teoría te parezca una copia de la trama de V, la mítica serie de los 80 en la que Diana y sus amigos venían a nuestro planeta con caretas de plástico para invadirnos entre el ratón del almuerzo y el de la comida. No cabe duda de que David Ickle, el principal hacedor de esta teoría, la había visto y disfrutado. Antes de descubrir El mayor secreto -título del libro que le lanzó a la conspiranóica fama- fue futbolista -concretamente portero del Hereford United- hasta que una lesión le forzó a una temprana retirada. Entonces pasó a trabajar como comentarista deportivo de la BBC hasta que una serie de experiencias místicas le hizo descubrir la realidad oculta tras el telón que es nuestro mundo.

Ickle partió de teorías ya planteadas, añadiéndole su propio toque y con el tiempo ha ido reajustándolas a los hechos que sucedían en el mundo real -como el 11S-. Un poco como ocurre en los cómics, ha ido mutando con el tiempo, a lo que hay que añadir nuevas versiones planteadas por los millones de conspiranóicos que pueblan los foros de Internet y canales de YouTube. Plantear una cronología lógica es casi imposible, pero si no se lo pedimos a Marvel ¿por qué pedírselo a una cosmovisión?

Reptiles de energía con forma de humanos 

Podrías pensar que para desbaratar la teoría bastaba con pedirles que te señalasen el reptiliano que ellos quieran y tirarle del bigote para ver si la máscara se le cae, pero nadie llega a dominar el mundo de forma tan bobalicona -como mucho puedes llegar a la presidencia de España-. La cosa es que estos reptiles no son como las lagartijas que te estropician las flores del jardín, sino que son unos seres interdimensionales que vibran a una frecuencia más alta que nosotros, lo que les permite presentarse ante nosotros como humanos aparentemente normales. A ver cómo te demuestra tu pareja que su madre no es uno de estos.

Pero la cosa no queda ahí: no contentos con ocultar su presencia con este disfraz energético, también crearon una raza híbrida humano-reptiliana. Los reptilianos de pura sangre son pocos en nuestro planeta y ocupan lo más alto en la jerarquía de la conspiración mientras que los híbridos son los encargados principales de hacer el trabajo sucio y manipular a los líderes humanos para que hagan la lagarta voluntad a través de su brazo más conocido: efectivamente, los Illuminati. También hay quien cree que los reptilianos se ocultan a plena luz, como famosos y celebridades. Sí, Obama era un reptiliano.

¿Y qué interés tienen estos reptilianos en nosotros? Unos dicen que porque se alimentan de nuestra sangre – de ahí las abducciones- mientras que otros apuntan que su dieta son nuestras emociones, y por eso manipulan los sucesos para generar mal rollo, de ahí los atentados del 11 de septiembre, la crisis financiera, la guerra de Irak… vamos, que van a engordar y tendrán que empezar a hacer running.

La guerra de la base Dulce, el episodio más fascinante de la película

Diagrama de la Base Dulce dibujada por un niño de tres años.

Según esta teoría -o una de ellas, porque ya hemos dicho que encontrarle un sentido a toda esta película es todavía más difícil que a Perdidos- el epicentro de toda esta conspiración es una base subterránea situada en la localidad de Dulce, al norte de Nuevo México y cerca de la frontera de Colorado. Allí existe una instalación de al menos ocho niveles en la que miles de humanos colaboracionistas trabajan codo con codo con los grises -la casta obrera de los reptilianos-, donde se desarrollan experimentos genéticos, se investigaban los viajes astrales, control mental, manipulación de la materia y cualquier cosa que alguien se pueda imaginar. Y, como en toda buena peli, tiene que haber guantazos entre los aliados. Como Capitán América y Iron Man.

En este caso la batalla comenzó en el Nivel Tres, después de que durante meses varios técnicos saboteasen los experimentos. La tensión y la paranoia estaba por las nubes y tras un malentendido por un experimento la cosa escaló en una batalla campal entre una facción de humanos y los extraterrestres por el control de la base. Los extraterrestres usaron armas láser contra el personal militar americano. Sesenta y ocho murieron, diecinueve fueron evaporados y doce lograron escapar y permanecen escondidos a día de hoy…

Cómo encaja esta batalla en la teoría de que manipulan a nuestros gobiernos desde las sombras no lo tenemos muy claro, pero ya hemos dicho que no hay que pensar mucho en la consistencia del relato, solo hay que sentarse con las palomitas y disfrutar de la mejor novela de ciencia ficción de la historia. Es la opinión de un no-reptiliano.