Como si se tratara de la trama de una película de éxito, así ha sido el robo de dos coronas y un orbe pertenecientes a la Casa Real de Suecia que se ejecutaba este martes en la catedral de Strängnäs, una localidad situada al oeste de Estocolmo.

Los dos ladrones entraron a mediodía en el templo cuando estaba abierto a los visitantes, rompieron el expositor en el que se encontraban las joyas -que contaba con un sistema de seguridad y alarma antirrobo que en este caso no han servido de mucho-, y huyeron en una lancha a motor que les esperaba a pocos metros, sin dejar rastro. 

El medio local Aftonbladet ha informado que los tres objetos estaban adornados con oro, piedras preciosas y perlas, y datan de principios del siglo XVII, provenientes de las insignias funerarias de Carlos IX y la Reina Cristina. Las joyas forman parte de la llamada Iuria Regalia, símbolo del poder de la Corona. 

Colaboración ciudadana

La policía está realizando un gran operativo de búsqueda para encontrar a los sospechosos y hallar los objetos sustraídos, pero por el momento van ganando los malos. Thomas Agnevik, un portavoz de la policía, declaró que "no es posible poner un valor económico. Estos son objetos invaluables para el interés nacional". 

Los agentes han pedido a la población que colabore aportando cualquier pista que pueda ser de utilidad porque, por el momento, no han hecho avances en la identificación de los cacos. 

De momento, eso sí, tendrán muchas dificultades si quieren venderlas porque la policía sueca ha registrado el robo en el sistema Interpol y han difundido las imágenes de las joyas. Los ladrones, si es que logran pillarlos, podrían enfrentarse a seis años de cárcel.