Trabajar de camarero no es fácil. Tienes que soportar a clientes que creen que eres el único en toda la barra y que se dedican a hacer soniditos irritantes o gestos con un billete en la mano. Pero todo eso es mucho peor si además de camarero eres mujer, ya que buena parte de los clientes se convierten también en moscones.

Y algunos de esos moscones mutan en pulpos, acercándose mucho más de lo necesario,  estirando sus manos como si fueran Mr Fantástico, y forzando roces cuando podían dejar un espacio de dos metros y, a veces, directamente tocando sin pudor donde no deben tocar.

Y así llega un momento en el que se te hincha lo que se te tiene que hinchar y sale el Hulk que todos llevamos dentro. Y el impresentable manoseador acaba donde tiene que acabar: en el suelo.

Eso es lo que ocurrió en un bar el pasado 30 de junio en el restaurante Vinnie Van Go-Go' de Savannah, en Georgia (EEUU). Un cliente pasa por detrás de una camarera y le toca el culo. Ella, lejos de dejar pasar el suceso, se gira, agarra al tipo por el cuello y lo estampa contra un carrito antes de decirle cuatro cosas:

El episodio recuerda a uno similar ocurrido en Rusia hace dos años, cuando un cliente se pasó de listo e intentó pagar introduciéndole el billete en el sostén. Cuando ella se negó, él reaccionó tratando de tocarle el culo, y el galletón que se llevó fue tan merecido como espectacular. Y de ahí, al suelo:

Y es que una cosa está clara: cuando una persona reacciona así es porque no es la primera vez que se enfrenta a una situación similar. La paciencia tiene un límite y cualquiera puede explotar. Enhorabuena a los premiados. Que la próxima vez se lo piense mejor.