Ganar un Mundial de fútbol es algo muy intenso capaz de volver locos a millones y millones de personas. Por alguna razón incomprensible, el hecho de que once millonarios en calzoncillos metan un cacho de cuero entre tres palos nos trae locos a todos los futboleros.

Las emociones ante un gol importante son difíciles de controlar, sin embargo, la etiqueta y la cortesía siempre ha dicho que cuando estás en el palco tienes que cortarte un poquito. No todo el mundo lo ha hecho, hay antecedentes de presidentes que han liberado su psique más simiesca, pero pocas veces el protagonista había sido el presidente de un país.

El premiado fue Emmanuel Macron, Presidente de la República Francesa que fue captado de esta guisa celebrando uno de los goles de la final.

Como hemos dicho, no es la primera vez que un presidente pierde el control, el más memorable quizá sea el siempre mesurado Joan Gaspart, tras aquel gol de chilena de Rivaldo que clasificaba al Barça para la Champions League -así estaba el Barça en el 2000, celebrando clasificaciones para la Champions como si fueran Champions-.

Realmente, Gaspart era un visionario, inventando el Harlem Shake con más de una década de adelanto:

Florentino Pérez también tuvo su momento de debilidad en la final de Champions de Lisboa frente al Atlético de Madrid:

Otro bastante cómico fue Ali Syed, presidente indio del Racing de Santander que en 2011 celebraba así los goles de su equipo frente al Sevilla:

Y también hay otros presidentes que han celebrado goles, si bien la reacción parece algo más natural que la pose a lo Usain Bolt de Macron:

Hay quien lo comparó con el Presidente de la República Italiana Sandro Pertini en el Mundial de España:

Aunque hubo cosas que llamaron más la atención que la celebración:

No fue la única imagen que dejó el presidente francés, también lo pudimos ver en una actitud aparentemente muy cariñosa con la presidenta croata Kolinda Grabar-Kitarović, quien también optó por saltarse el protocolo al ir vestida con ese mantel de pizzería que la selección croata usa de camiseta.

En el caso de Macron, estaba tan exultante que le importó tres pepinos mojarse durante la entrega de la copa. Lo cual hizo bastante más fácil el trabajo del tipo que tenía que aguantar el paraguas y tenía que decidir si cubría al francés o a Putin. 

Regla número 1 de la supervivencia: no dejes que Putin se moje. Tu vida puede depender de ello.

El problema de la celebración de Macron no es que salte la etiqueta, que puede darle un aura de humanidad. Es que hace no tanto le echó un señor moco a un estudiante que se refirió a él como "Manu", a lo que él le contestó "o me llamas Presidente de la República o señor".

Aunque vistas las celebraciones francesas, lo de Macron casi parece poca cosa: