El mundo actual, plagado de objetos electrónicos con teclas minúsculas que están muy juntas, es hostil para aquellas personas que tengan las manos un poco menos finas que las de un pianista, eso es así. Lo que no sabíamos era que ese hándicap podría salirle caro al 'manazas', pero esta historia demuestra que todo es posible. 

El australiano Peter Muraway realizó un pedido a la empresa Whole Landscapes de diverso material para reparar un terreno y tenía que abonarles mediante transferencia la cantidad de 25.000 dólares australianos, unos 15.700 euros, pero el dinero nunca llegó a su destino y el motivo es verdaderamente surrealista. 

Aunque el hombre sí transfirió el dinero, no lo hizo a la cuenta de la empresa, tal y como recoge 9 News. Un error al marcar las cifras del código BSB, el identificador de sucursales bancarias de Australia, provocó que la pasta fuese a parar a manos desconocidas. 

6.000 euros perdidos

Muraway lamentó que lo sucedido responda a "un simple error de mis gordos dedos" y que su banco no pueda ayudarlo. La sucursal a la que ha ido destinado el dinero no puede cancelar la transferencia sin consentimiento del destinatario, que parece que se está haciendo el sueco porque no ha dicho ni mu.

La salvación del hombre han sido los medios de comunicación que, al hacerse eco, han propiciado que el banco le haya devuelto parte del dinero perdido, pero han sido unos 6.000 euros los que se han quedado por el camino, para desgracia de Muraway y sus dedazos.