El mundo está lleno de graciosetes. Una de las gracias adolescentes por antonomasia es la de orinar en lugares que alguien va a tocar. ¿La gracia? ¡Jiji! Ha tocado mi pipí. Supongo que pensarán que luego la mano es su territorio, como si fueran un bulldog francés o algo.

Para muchos, la adolescencia es la fase de la vida en al que se es un completo cretino -a otros esa fase les dura lo que viene siendo toda la vida-. En esa fase en ocasiones uno aprende una lección de golpe, si tratas de ser gracioso con la persona equivocada o si acabas siendo víctima de tu propia gracieta. Como este joven chino.

Ocurrió en Chongqing, una ciudad al sudoeste del país. La gracieta del muchacho fue capturada por una cámara de seguridad. El chico pucho mucho énfasis en distribuir su orín por todos los botones. El resultado se ve momentos después: la puerta no se abre. ¡Ups!

Líquidos y electrónica nunca han sido grandes amigos, y eso se puede ver al momento, cuando los botones luminosos comienzan a hacer cosas raras... justo antes de que la luz del ascensor directamente se apague.

Las imágenes fueron más tarde difundidas por el Ministerio de Seguridad Pública a través de Weibo -el Twitter chino-, donde el muchacho recibió duras críticas. El chico fue finalmente rescatado, pero no ha trascendido si se han tomado medidas contra el chico o sus padres.

Moraleja: no sabotees aquello que te mantiene a salvo.