Cuando llevas mucho en la primera línea de fuego empiezas a desarrollar tus tics, tus manías, y tus estrategias. Rufián, que basa su carrera política en pasearse con chulería y pedantería por todas las polémicas posibles también tiene sus muletillas y la gente está empezando a verle el cartón. Es como cuando has visto tantas películas de terror que ya sabes que el tontainas guaperas que ha decidido ir al baño va a palmar en los próximos tres planos.

El diputado de ERC y Ada Colau se liaron en una discusión con Pérez-Reverte, que viene a ser algo así como el Jefe Final de Twitter, a raíz de un comentario del escritor en La Sexta Noche en el dijo que sospechaba que, de pequeño, pegaban en el colegio a Rufián. Ada Colau le afeó la conducta y derivó en una pelea tuitera entre los tres.

El académico, entendiendo que se había interpretado su comentario como una banalización del acoso escolar, decidió dedicarle un pequeño texto a sus críticos, en el que aclaraba su postura.

Y Rufián siguió:

Quizá a Rufián le pareció ingenioso, una demostración de lucidez y frescura, originalidad a más no poder. El problema es que un tuitero ya había predicho su respuesta... con tres días de antelación...

¡Tuitea como Rufián!

No es la primera vez que adivinan una respuesta del niño malo del independentismo, y es que como el mismo Pablo Haro apunta, Rufián se ha aprendido una serie de fórmulas que le funcionan y las repite.

Y así todo.

Y es que casi se podría comprar un generador automático de tuits de Rufián... oh, espera...

Rufián ya tiene quien le escriba, puede irse a dormir la siesta...