Basta con echar una mirada al timeline de Cristina Cifuentes para darse cuenta de que en algún momento tuvo un encuentro con un experto en redes sociales que le debió decir que para aumentar el engagement -palabra mágica de la verborrea marketiniana- lo mejor era utilizar emojis en tus mensajes. Dan una sensación de cercanía que al público joven le gusta mucho. Y, oh, Jesús, la presidenta madrileña se lo tomó al pié de la letra.

No hay tuit de Cifuentes a la vista que no empiece con un emoticono, y normalmente también los termina. ¿Estás publicando una foto? Pues empieza el tuit con una camarita -porque ver la foto al final no es una pista suficiente para que el público entienda lo que estás haciendo-. ¿Es un mensaje? ¡Pues un altavoz! Emojis para todos, emojis everywhere.

El problema es que en muchas ocasiones el emoji simplemente no procede. De acuerdo, las redes sociales son como son, pero no hace falta consultar a ningún experto en redes sociales para darse cuenta de que dar un pésame con emojis puede no ser la mejor idea. El punto negro podría tener un pase, pero la carita con la lagrima tal vez no sea la más apropiada.

Y es que por tristona que sea la cara los emoticonos son para momentos más ligeros. ¿Cuántas veces has usado el emoticono enfurecido cuando estabas realmente enfadado? Y lo peor es que no es la primera vez que esto sucede. Hace solo unas semanas, en plena crisis gallega de los incendios, anunció en envío de efectivos con un "top", además de un jeroglífico que habría emocionado a cualquier faraón.

Twitter siempre espera con las metralletas preparadas a que cualquier personalidad falle, especialmente si es un político. Así que le han llovido palos, y ninguno con emoji al final. Básicamente, porque si quieres que un mensaje se tome en serio no le pones emojis.

Además, hay que tener en cuenta que dependiendo de qué plataforma se use el diseño puede variar ligeramente -es decir, los emojis de Apple no son exactamente iguales que en Android-, lo que puede ser una clara de evidente tristeza al ponerlo, puede interpretarse distinto al verlo en otro sistema:

Aunque también puede ser que haya sido una injerencia:

¿O quizá fuese Cospedal?