• Papar, papar, llévame al circoooorrr.
  • No hijo mío. Si quieren verte, que vengan a casa.

Este es el primer chiste que recuerdo de Chiquito de la Calzada y he de admitir que me costó entenderlo unos cuantos años. Cuando apareció, en el verano del 94, no llegué a entender muy bien su humor pero me divertía y me parecía diferente. No contaba chistes, contaba historias con pinceladas suyas de humor. Hoy, a los 84 años, ha muerto.

Al igual que yo, muchísima gente de mi generación alucinamos con el personaje: sus movimientos, sus expresiones, sus sonidos, lo imitábamos todos. Y no solamente nosotros, también en la tele. Famosas son las imitaciones de Florentino Fernández, que más de un quebradero de cabeza le proporcionó, o de Alfonso Arús en su papel de Josep Lluis Núñez, el cual se hacía llamar Nuñito de la Calzada.

Revolución

A un nivel un poco más serio, el fenómeno de Chiquito triunfó en aquella época porque los niños como yo, pre adolescentes que empiezan elegir gustos, vimos una oportunidad de desmarcarnos de nuestros padres. Mi madre, por ejemplo, no entendía el humor de Chiquito de la Calzada y le parecía un sinsentido. De hecho siempre intentaba cambiar de canal cuando aparecía en la pantalla porque le resultaba ridículo.

Hasta entonces el humor que había en televisión había sido el de nuestros padres, no el nuestro y es, en cierto modo, por eso por lo que triunfó en mi generación. Eugenio, Martes y 13, Gila, Tip y Coll, etc., vestían de colores oscuros y sus gags, muchas veces, eran para adultos. En cambio Chiquito era color y camisas chillonas que contaba historias salpicadas de expresiones que por sí solas ya eran un chiste.

La base

Pero además, Chiquito fue la base de otro de los grandes humoristas del país: Florentino Fernández. Gracias a su imitación y sus dotes humorísticas, pudo entrar a formar parte de la tropa del programa de Pepe Navarro "Esta noche cruzamos el Mississippi". Allí desarrolló varios personajes pero, sobre todo, sentó las bases de un tipo de humor basado en lo absurdo y las voces ridículas que se desarrollaría más tarde en El Informal.

Con el cambio de milenio Chiquito dejó de tener tanta repercusión pero su figura quedó en el recuerdo de todo un país. Supo aceptar el cambio con suma profesionalidad y la gente empezó a mirarlo de otra manera, con más cariño. Es por eso que las imitaciones y sus actuaciones ya no eran tantas pero había dejado su huella en toda una sociedad.

Expresiones tan populares como "hasta luego, Lucas", "la caidita de Roma" o "por la gloria de mi madre", conquistaron nuestra manera de hablar, incluso ahora lo hacen y formarán parte indivisible de nuestro idioma.

Chiquito se va pero queda lo más importante, su genio, su figura, su humor. Todo lo que tenía de chiquito lo tenía de grande y nunca nada volverá a ser como antes. Hasta luego, Chiquito.