Japón es uno de los pocos paraísos para fumadores que queda actualmente en el mundo, al menos en el occidental. Aún se permite fumar en bares y restaurantes y, aunque la edad legal son los 20, se calcula que existen unos veinte millones de fumadores en el país. Cifra que ha ido descendiendo en los últimos años.

Sin embargo, con la vista puesta en los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020, desde principios de año varias asociaciones han hecho varios llamamientos para que el tabaco se prohiba en lugares públicos, sobre todo en la restauración. Temen que la visita masiva de turistas que conllevan las olimpiadas se lleven una imagen errónea de un país que se preocupa poco por la salud.

En las empresas

Si el gobierno de momento no mueve un dedo para luchar contra el tabaquismo, las empresas tampoco. Hay excepciones como por ejemplo Starbucks que prohíbe fumar a sus clientes en sus locales, pero en otros negocios, empresas y oficinas cada uno hace lo que quiere. Pero puede que haya luz al final del túnel.

Una agencia publicitaria ha decidido incentivar a sus trabajadores a dejar de fumar de una manera de lo más original, según podemos leer en el Hindustan Times. Todo empezó cuando alguien dejó en el buzón de sugerencias una nota en la que se quejaba de que sus compañeros fumadores trabajaban menos que los no fumadores ya que las pausas para el pitillo eran, de media, de quince minutos. ¿Qué hizo el jefe al enterarse?

Pues lo que haría un buen jefe. En lugar de reducir las pausas o estipular unas horas concretas, compensó a los no fumadores con seis días más de vacaciones al año. ¿Qué ha conseguido con eso? De los 120 empleados que tiene la empresa, 30 ya han disfrutado de más días de asueto y cuatro han dejado de fumar para poder conseguirlos.

Ahora no se podrá decir que en esta empresa haya malos humos.