Que Donald Trump insulte y diga barbaridades a través de sus redes sociales ya no es noticia, y eso es una mala noticia. Aunque muchos pensaban que una vez llegado a la presidencia rebajaría el tono mostrado durante su campaña, no ha sido así. Es más, este fin de semana ha dado un paso más, publicando un gif animado, usando un video de 2007, en el que se le ve golpeando a la CNN.

Se trata del final de una serie de mensajes en los que carga contra la cadena de noticias, aprovechando que esta tuvo que retractarse de una información en la que afirmaba que Anthony Scaramucci -inversor de riesgo y consejero de Trump- estaba vinculado a un fondo ruso investigado por el senado. Tres periodistas dimitieron tras exponerse que lo publicado no se ajustaba a la verdad. Trump, evidentemente, aprovechó para hacer una enmienda a la totalidad de la prensa crítica con él.

Los ataques de Trump pueden ser solo ladridos, o los primeros síntomas de un retroceso democrático similar al vivido en otros países como Venezuela.

Trump ataca a todo el que se le opone

El uso que Donald Trump da a sus redes sociales ha sido objeto de crítica desde el primer momento, e incluso le ha valido una denuncia por destrucción de archivos presidenciales. Él se defendió asegurando que su estilo no es presidencial, que es presidencial moderno. Pero la verdadera gravedad no es que sus tuits sean irrespetuosos, poco mesurados o interesados. El problema es que lanza dudas sobre instituciones vitales para la democracia, y la prensa es solo uno más de sus objetivos.

Después de que un juez federal de Washington bloquease temporalmente su veto migratorio para ciudadanos de varios países islámicos, Trump se lanzó a Twitter calificándolo de "supuesto juez" y asegurando que, si algo ocurría, sería su culpa.

Como Presidente Electo, Trump calificó de nazi a los servicios de inteligencia por una serie de filtraciones:

En definitiva, Trump ataca a todo aquel que trata de limitar su poder, incluso llegando a despedir a la fiscal general en funciones o al director del FBI por oponerse a él. Pero siempre de forma legal. La misma Twitter ha revisado las publicaciones de Trump y confirmado que no rompe su normativa.

El retroceso democrático

El retroceso democrático -democratic backsliding, en inglés- es un término relativamente nuevo, que implica la lenta degradación de las instituciones al ser atacadas desde un gobierno elegido democráticamente. La característica principal es que estos cambios se realizan de forma lenta y siempre legal, y por lo general comienzan con críticas que siembran dudas en los ciudadanos sobre las instituciones que deben controlar el poder.

El ejemplo de este proceso es el que vivió Venezuela tras la victoria de Chavez en las elecciones en 1999.

Chavez, igual que Trump, lanzó duros ataques contra la prensa y organismos que trataban de poner límites a su poder. Se justificaba diciendo que no eran sus enemigos, sino los enemigos del pueblo de Venezuela. A partir de ahí comenzó una serie de cambios legales -siempre legales- que ha culminado con la situación actual del país. Trump ya ha dado el paso de calificar a algunos de sus enemigos, enemigos del pueblo americano.

Esta situación ha llevado a diversos analistas a plantearse si Trump es un peligro para la democracia americana, incluso, si la totalidad de occidente está en riesgo de entrar en un proceso similar.

Los tuits de Trump pueden ser carne de retuit fácil y pueden alimentar titulares y titulares, pero lo cierto es que pueden ser un síntoma de algo preocupante y que ponga a prueba la fortaleza de la democracia americana y, por extensión, en todo el mundo.