Son muchos los niños que vivieron la Guerra Civil y cuya infancia quedó marcada para siempre por el hambre y el sonido de las balas. Pepa, una malagueña de 82 años, ha rememorado cientos de veces aquellos años de pobreza en los que sus tres hermanos y ella no tenían casi un trozo de pan que llevarse a la boca. Tampoco tuvo nunca una muñeca. “Nos lo ha contado cientos de veces. Era mucho más importante un saco de comida que cualquier juguete”, cuenta Miriam Mérida, su nieta. “Llegó a tener alguna muñeca de trapo que ella misma se cosió alguna vez, pero poco más”, añade.

Así, no es de extrañar que Pepa, en los paseos que daba con su nieta por Fuengirola, se quedase a menudo embelesada ante los escaparates de algunas jugueterías. “Veía ahí las muñecas y nos repetía que nunca le habían regalado ninguna, que le habría encantado poder jugar con alguna”. Miriam, junto a su familia, decidió ponerle remedio y regalarle una de una vez por todas. La joven, estudiante de Fisioterapia, grabó con su móvil el momento y el pasado 1 de mayo lo publicó en Twitter.

En realidad, la escena pertenece al pasado 6 de enero, Día de Reyes. “Mi abuela siempre tiene detalles con todos nosotros y en la familia solemos regalarnos cosas entre todos por estas fechas. Ella creía que esta vez le tocaría una colonia, una bufanda o algo así. No se lo esperaba para nada. De ahí su reacción”, explica Miriam.

En el vídeo se puede ver como la buena de Pepa, expectante y ajena a todo, rompe el papel de regalo y abre el paquete. En el momento de encontrarse con la muñeca, la anciana grita, se persigna, se emociona y estalla en carcajadas. Todo a la vez. “¡Ay, lo que me han echado! ¡Lo que me han echado, Dios mío!”, exclama la abuela mientras se abraza a su regalo.

El tuit de Miriam acumula más de 13.000 retuits en 10 días y alrededor 25.000 ‘likes’. “Yo sabía que era un vídeo emotivo que podía gustar a la gente, pero nunca imaginé que tanto”, cuenta la joven, a la que han escrito desde distintos puntos del planeta para darle las gracias por compartir el momento. “Dudé mucho sobre si compartir o no el vídeo en las redes sociales. Se trata de algo íntimo. Pero un día, revisando el móvil lo vi y dije: ‘¿Por qué no?’. Mi abuela es muy espontánea y era algo bonito”.

Desde el pasado 6 de enero, la muñeca luce encima de la cama de Pepa, un lugar privilegiado para un regalo que tardó 82 años en aparecer. Ella, pese a que su nieta se lo ha intentado explicar, no entiende muy bien cómo, con esto de las tecnologías, su reacción está dando la vuelta al mundo.

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