El juego limpio y el respeto son dos de los valores del rugby que más suelen alabarse y que no siempre se ven representados en otras disciplinas deportivas. El pasado domingo 12 de marzo, un encuentro de las categorías sub-10 y sub- 12 celebrado en Tolosa (País Vasco) volvió a poner de manifiesto que el rugby va un paso por delante en cuestión de fair play.

En el encuentro participan niños de entre 9 y 12 años representando a cuatro clubes de la zona que se enfrentaban en turnos entre sí. Cuando llegó el partido entre el Marzola Rugby Club Rioja y el Gaztedi Rugby Taldea el entrenador de los primeros observó que estaban anotando con mucha facilidad. Se fijó entonces en el equipo rival y se percató de que en el campo estaban en ese momento los dos niños del Gaztedi con diversidad funcional (presentan algún tipo de discapacidad pero ésta no les impide entrenarse y jugar).

Carlos González -que en ese momento estaba ejerciendo también como árbitro de seguridad- pidió entonces a los niños que bajasen el ritmo. "La diversión tiene que ser para todos, no solo para los que ganan", les explicó después el primer entrenador. Y sus jugadores obedecieron. Pasado un rato, tanto el niño como la niña con discapacidad del Gaztedi, lograron un ensayo

"Yo estaba viendo el partido y las jugadas la verdad que fueron muy bonitas porque los niños rivales se portaron muy bien y lo hicieron de una forma que no resultó exagerada o teatral", explica a EL ESPAÑOL por teléfono Moisés San Mateos, presidente del Gaztedi Rugby Taldea.

Los dos jugadores que anotaron "estaban encantados, muy contentos, pero también es cierto que es algo que en el rugby, a estas edades, hacemos normalmente cuando hay mucha diferencia en el marcador: los entrenadores tienden a compensar los equipos y rotar los jugadores para que todos puedan disfrutar y los niños no se vayan a casa con la sensación de que les han ganado por goleada".

Uno de los niños que logró el ensayo felicitado tras puntuar Gaztedi Rugby Taldea Flickr del club

Emocionado por el comportamiento que habían tenido sus pupilos, Carlos González escribió una carta que distribuyó entre sus contactos de WhatsApp y que el club rival publicó después en su blog. "Yo solo quería que se enterasen de lo ocurrido el resto de categorías del Marzola", explica González a EL ESPAÑOL, "en ningún momento pensé en publicarlo, pero luego ha tenido mucha repercusión". 

González se emociona por teléfono al recordar la llamada que recibió tras el partido: la del padre de June, la niña con Síndrome de Down que después de cuatro años jugando al rugby había conseguido su primer ensayo y estaba totalmente entusiasmada. "Esto es lo que hace grande a este deporte", explica González. "Y si te digo la verdad no recuerdo ni el resultado exacto del partido. Creo que ninguno de los que estábamos allí nos preocupamos por el marcador". 

En su carta, González también recogía las palabras con las que el entrenador rival se dirigió a los chicos tras el partido para que entendiesen el valor de sus actos: "Sois muy jóvenes para entender lo que habéis hecho, cuando estos dos niños lleguen a casa, lo primero que les contarán a sus padres será que han logrado un ensayo. Esto, no sólo les motivará a seguir jugando sino que, cuando se lo cuenten a sus compañeros, les atraerá a practicar rugby a más niños como ellos y, con gestos como estos nos ayudáis a nosotros también".  

El club Gaztedi Rugby Taldea lleva más de cuatro años trabajando por la inclusión en el rugby. Además de este equipo de categorías inferiores, también cuenta con un equipo senior inclusivo (formado por la misma proporción de deportistas con y sin discapacidad) y será parte fundamental en la organización del próximo Mundial de Rugby Inclusivo que se celebrará en Vitoria en 2017



"La mayor satisfacción es que todos los jugadores del club, mayores y pequeños, viven la inclusión de sus compañeros con normalidad porque, desde el principio, nosotros lo hemos hecho normal", recuerda San Mateos. "Eso es lo bonito y la mejor recompensa".

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