La discrepancia entre las encuestas y los resultados electorales del 26-J sigue siendo un sapo difícil de tragar para muchos votantes. Especialmente para quienes confiaban en el anunciado triunfo de Unidos Podemos, con sorpasso al PSOE incluido, y que vieron sin embargo a la izquierda perder casi 1,2 millones de votos.

Ya desde primera hora del lunes se difundían teorías sobre un presunto fraude electoral a tenor de las discrepancias entre los resultados del escrutinio publicados en la web del ministerio de Interior con respecto al 20-D. Como explicó EL ESPAÑOL, parecería que el censo ha menguado entre el 20-D y el 26-J, pero la diferencia se explica por el voto desde el extranjero (CERA) que se contabiliza en los días siguientes al cierre de las urnas y se hará público en las próximas horas.

A través de mensajes de WhatsApp, tuits y posts de Facebook se ha continuado alimentando a lo largo de la semana con ingredientes a la teoría viral del 'tongo' en el escrutinio del 26-J. Uno de estos elementos que se ha estado distribuyendo en las últimas horas es una portada del diario estadounidense The New York Times que llevaría a primera plana, bajo una fotografía de la victoria del PP, un artículo declarando el 'fraude electoral' en las elecciones españolas. 

Se trata sin embargo de un montaje. La portada corresponde a la edición del lunes 27. Basta una visita rápida a portales como kiosko.net para comprobar que la portada real del NY Times llevaba como principal noticia aquél día un artículo sobre los derechos LGTB y otro sobre el mercado hipotecario estadounidenses, que han sido reemplazados en el montaje. No hay referencias en la portada original a las elecciones en España; sí aparecen en la edición internacional, en un breve, ya que a la hora de cierre del diario impreso no se conocían los resultados.

Querer creer en el 'tongo'

La difusión de estas portadas manipuladas es un acicate para la teoría de la conspiración que ha enganchado a muchos de los que no encuentran sentido a los resultados del domingo. Una petición en avaaz.org lanzada el mismo domingo y firmada por 150.000 personas reclama a las autoridades europeas una auditoría independiente del escrutinio. En la misma línea se pronuncia una iniciativa en change.org, que suma una cifra similar de apoyos.

Las premisas de estas denuncias, sin embargo, son completamente especulativas. Los denunciantes cifran la sorprendente disparidad entre las encuestas y los resultados. Como ya explicó Kiko Llaneras, responsable de 'la cocina de EL ESPAÑOL', esto no es indicativo per ser de fraude electoral sino de un defecto de los métodos demoscópicos. Los encuestadores no supieron valorar el 'voto oculto' al PP y el desánimo entre los votantes de la confluencia entre Podemos e Izquierda Unida por la novedad de la propuesta. 

Otros elementos que se esgrimen para poner en duda el escrutinio es el escándalo de las grabaciones en el despacho del ministro de Interior, en las que se escucha a Fernández Díaz conspirar con el jefe antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, para buscar informaciones comprometedoras contra políticos independentistas. El escándalo, argumentan, inhabilita moralmente al ministro de Interior en funciones para dirigir el proceso electoral.

Asimismo, se cargan las tintas contra Indra, la empresa responsable del recuento, a raíz de una información de EL ESPAÑOL sobre la concesión de su contrato para el 26-J sin concurso público. Como ha explicado este diario, lo que convocó el Gobierno fue un procedimiento abreviado dada la precipitación de la convocatoria electoral. Indra, que hasta el 20-D había contabilizado todos los procesos electorales, no era la única candidata. Se impuso a su rival Scytl ofreciendo una considerable rebaja en los costes para las arcas públicas.

Esta amalgama de teorías confluye en la petición de change.org, en la que se aprecia una notable confusión de informaciones. Una de las noticias referenciadas como apoyo a la denuncia es la misma de EL ESPAÑOL que explica, precisamente, que las discrepancias en la web de Interior no son indicativas de fraude. Otra de ellas es un artículo de Arsenio Escolar, director de 20minutos: "El misterio de los 1,2 millones de votos de izquierda desaparecidos". Pero entre las hipótesis que plantea Escolar para explicar la caída de apoyos a PSOE, Podemos e IU, en ningún momento se habla de 'pucherazo'.

La apelación a las autoridades europeas, en cualquier caso, sería innecesaria. Cualquier partido tendría por ley la potestad de exigir una auditoría del escrutinio en caso de existir indicios de fraude. Ningún político se ha pronunciado en este sentido. El único precedente de denuncia de 'pucherazo' en unas elecciones generales en nuestra democracia reciente es el que hicieron Javier Arenas y Alberto Ruiz-Gallardón en televisión en la noche electoral de 1993.

¿Son seguras las mesas electorales?

Otro de los motivos que avientan la teoría del fraude son las sospechas de irregularidades en las mesas electorales. Un post de Facebook escrito por el actor Christian Avilés, al que le tocó ser presidente de mesa en Barcelona, se hacía viral en la madrugada del lunes.

Avilés denunciaba que, al hacer el recuento, varios votos no aparecían, lo que la responsable de la Junta Electoral justificaba como algo "normal" y le instaba a contabilizarlos como en blanco. A continuación se sorprendía de que la urna no fuera llevada al juzgado, sino las actas. "Si hubiera querido, yo mismo hubiera alterado los resultados, pues en muchos ratos del día hemos estado solos en la mesa dos personas".

También se mostraba sorprendido por el trato al voto por correo. "A primera hora te entregan un fajo de sobres con los votos por correo, pero a la hora de la verdad, el control es mínimo, por no decir en algún momento nulo. Quién me dice que en uno de esos pueblos de la España profunda no cogen todos los sobres de correo y los cambian por otros. Están todo el día encima de la mesa y nadie los custodia".

"Es decir, pensad en un pueblo o ciudad pequeña de esas de la España profunda donde todos se conocen, se juntan los tres de la mesa y rellenan lo que les sale de los huevos porque no hay que entregar luego los votos para demostrar nada" - concluía.

Lo cierto es que el proceso es más garantista de lo que describe Avilés. El presidente de cada mesa electoral extrae los sobres de la urna uno por uno y anuncia el nombre del candidato o del partido votado, enseñando la papeleta al resto de miembros de la mesa: vocales, interventores y apoderados. Es el momento para registrar los votos en blanco y los votos nulos, que explican las "desapariciones" de las que habla.

Una vez terminado el recuento de la urna, se anuncian los totales y se clausura. Todas las urnas del colegio pasan por el mismo proceso. Completada la suma se elabora el acta de escrutinio correspondiente, que es el dato que empieza a contabilizar Interior para elaborar los resultados.

El trabajo en el colegio electoral no termina hasta que todos los implicados firman el acta de sesión, que junto a los documentos del censo y la lista de votantes son remitidos en un sobre cerrado y firmado para el Juzgado. Como garantía se generan dos copias en sendos sobres cerrados de ese acta, una que también se entrega a las autoridades y otra a Correos.

En el caso del voto por correo, es necesaria la identificación tanto para recibir los papeles como para entregar el sobre con el voto a Correos. En el colegio, se abren los sobres, se coteja la identidad del votante con el censo y se introducen en la urna como si el votante estuviera presente.

Pese a que los votos físicos son destruidos tras la jornada electoral, este proceso permite revisar el resultado colegio por colegio. ¿Es posible que en alguna localidad todos los participantes - presidentes de mesa, vocales, interventores - se conchaben para manipular el acta y sustituir la saca de voto por correo por otra? No es imposible. Pero para que esto hubiera tenido un efecto real en el voto a Unidos Podemos se tendría que haber producido una conspiración que implicase a cientos de miles de personas.

Hay un último factor que alienta las sospechas de fraude: el del 'acarreo' de votos, es decir, el de la manipulación de personas con sus facultades intelectuales mermadas pero derecho a voto por parte de terceros. Al contrario que en el resto de casos, hay base para este temor: el 20-D, dos candidatas del PP fueron condenadas por presionar a ancianos para conseguir que votaran a su favor por correo.

Precisamente este tipo de fraude era puesto en relevancia por un cómic viral días antes del 26-J. Su autor, DiegoDNM, denunciaba como, siendo presidente de mesa, había descubierto que las monjas de una residencia habían rellenado el voto por correo de los ancianos a su cuidado. En aquél momento, por inexperiencia, no había sabido reaccionar. "Si ves cualquier cosa rara, avisa a la Junta Electoral" era su mensaje para los llamados a la mesa.

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