El sector de las máquinas expendedoras o vending obedece a dinámicas comerciales ajenas a la euforia de las rebajas o de las campañas estacionales agresivas. Así lo reconoce Carlos, dueño de una empresa de máquinas expendedoras, quien revela una facturación anual que ronda los 250.000 euros.
Esta cifra refleja la realidad de un modelo de negocio que prima la constancia sobre el impacto mediático. El empresario descarta las temporadas fuertes como motor de su actividad y dibuja un escenario donde la regularidad marca la cuenta de resultados.
Según detalla el propietario, el consumo en sus máquinas mantiene un ritmo "muy constante" durante los doce meses del año.
Aunque el calendario comercial tradicional impone oscilaciones bruscas en otros sectores, el vending opera bajo una lógica distinta.
Carlos admite la existencia de "pequeñas variaciones" durante periodos concretos como el verano o la Navidad, pero matiza inmediatamente su impacto.
Estos cambios no marcan una "diferencia real" en los ingresos globales de la compañía. "Trabajamos igual en enero que en agosto, no hay un mes que salve el año ni otro que lo hunda", señala.
Éxito del negocio
El dueño de la empresa explica que el éxito del negocio depende de otros factores. "La clave está en tener buenas ubicaciones y un servicio regular, más que en esperar momentos puntuales de más ventas", afirma. Carlos defiende que el vending funciona como un negocio de continuidad y rutina.
"El vending es un negocio muy de fondo, no depende de modas ni de campañas concretas", cuenta. El empresario añade que "una máquina bien situada puede mantener cifras similares durante años, con pequeñas oscilaciones pero sin altibajos bruscos". Además, sostiene que la regularidad resulta esencial para sostener la caja.
Constancia
"Aquí lo importante es la regularidad: si fallas en reposición o mantenimiento, lo notas enseguida", afirma. El propietario indica que la empresa no apuesta por campañas agresivas y resume su estrategia: "Nuestro trabajo es que la máquina siempre esté operativa".
Por último, el dueño recuerda que la facturación no equivale a beneficio. "Facturar 250.000 euros no significa que todo sea beneficio, hay muchos costes detrás que hacen que la estabilidad sea clave", concluye.
De esta forma, Carlos resume que para conseguir esos ingresos es necesario mantener durante los 12 meses del año un ritmo "muy constante".
