Sevilla
Publicada

Nandez, un joven sevillano de 20 años que trabaja en Irlanda, ha explicado cómo se vive su situación laboral en el país y ha comparado los sueldos con los de España.

Afirma que acaba de recibir su salario mensual y que supera los 2.200 euros. Según cuenta, esa cantidad corresponde al sueldo mínimo legal irlandés y le ha llevado a cuestionarse su futuro en España.

El joven asegura que cualquier trabajador en Irlanda parte de esas cifras sin necesidad de experiencia previa.

"Lo mínimo es más de 2.200 euros al mes", explica. Señala además que su empleo no requiere una formación específica y añade que "en cualquier trabajo, lo mínimo que puedes cobrar es eso".

Nandez compara estos datos con la situación española. Plantea que es muy difícil alcanzar ese sueldo en España cuando se empieza en el mercado laboral.

"En que trabajo llegas a ganar algo así sin ninguna experiencia", explica. Además, lamenta que la diferencia económica sea tan amplia entre ambos países.

El joven reconoce que le produce tristeza pensar que su país no puede ofrecerle las mismas oportunidades. Expresa que esa situación le hace dudar sobre qué sentido tiene seguir viviendo en España más allá de los vínculos personales.

"Porque tienes a tu familia y a tus amigos", comenta al recordar lo que deja atrás al trabajar en el extranjero.

Diferencia salarial

Nandez considera que las diferencias salariales entre España e Irlanda son demasiado grandes y lo sitúa dentro de un fenómeno generalizado en Europa.

Afirma que "en cualquier país del continente se gana más" y sostiene que "en Irlanda la diferencia es enorme".

El joven apunta que España sigue siendo un país atractivo en otros aspectos, pero cree que eso no compensa la brecha salarial.

Resume su percepción con una reflexión personal: "En España el único motivo para vivir actualmente es el clima y la gente", opina.

Su relato refleja la experiencia de muchos jóvenes que buscan en el extranjero las oportunidades laborales que no encuentran en su país.

Señala que en Irlanda le ofrecen estabilidad económica y condiciones de empleo que considera muy superiores. El contraste que describe entre ambos lugares le lleva a pensar que, a pesar del arraigo y la vida social que España le ofrece, el salario y la calidad laboral pesan más en su decisión de continuar fuera.