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El trabajo de teleoperador es uno de los más demandados y, a la vez, de los más fáciles a la hora de acceder. Sin embargo, se trata de un oficio en el que "pagan poco y presionan mucho", según explica Marta, una sevillana que lleva trabajando para una empresa de telefonía más de 15 años.

"En mi trabajo solo quieren a gente joven que no les importe ganar menos de 700 euros", se lamenta Marta. Esta clase de puestos de trabajo apenas requieren formación y se han convertido en labores transitorias donde los estudiantes invierten algún tiempo a la vez que sacan adelante sus estudios.

Es por ello que, según los trabajadores del gremio, los empresarios que controlan esta clase de empresas prefieren un perfil joven, con poca experiencia y que tenga intención de irse en cuestión de meses. "Así se ahorran tener que despedir y pagar finiquitos", apunta la sevillana.

"Yo llevo años pidiendo que me suban de horas, pero prefieren meter a dos personas jóvenes a ponerme a mí mis ocho horas", insiste Marta. En su caso, su sueldo no llega a los 1.000 euros porque está seis horas contratada. "Tengo una edad, no soy una estudiante, y tengo responsabilidades para las que necesito una nómina mayor, pero ellos se niegan a subirme de horas".

Es, igualmente, "un trabajo muy estresante". Marta explica que, en el momento en el que lleva días sin vender, la presión que ejercen contra ella es "muy grande". "Están continuamente con amenazas, porque saben que todos quieren los turnos de la mañana y, en el momento en el que alguien deja de producir, comienzan a decirle que va a pasar al turno de tarde", un horario que puede terminar a las diez u once de la noche.

"Otro de los motivos por los que buscan a gente joven es que la juventud no se queja tanto", expone Marta. Su empresa tiene sindicato, pero, según asegura la sevillana, los únicos que hacen uso de él son la gente que lleva años trabajando y que, por tanto, superan los cuarenta años.

Según Marta, trabajar de teleoperadora es "una lucha continua". "Los clientes se sienten con el derecho de hablarte mal, de insultarte o de gritarte, y tú no puedes decir nada porque te están escuchando los responsables al otro lado de la línea", afirma.

La sevillana asegura que le han "llegado a insultar" por teléfono. Aquel día colgó el teléfono ante la falta de respeto, y, al día siguiente, fue llamada ante el supervisor. "Me dijeron que yo no podía hablarle así a un cliente por más que él me insultara, así que no tenemos ni derecho a defendernos", se lamenta.

Los puestos de teleoperador o teleoperadora son los más comunes en las aplicaciones de búsqueda de trabajo, y diariamente aplican a ellos cientos de personas que buscan una primera oportunidad laboral o un trabajo a media jornada que le permita sufragar parte de los gastos mensuales mientras estudian o trabajan en otra cosa.