La ciudad de Sevilla alberga un patrimonio religioso único en España. Sus 125 iglesias repartidas por los distintos barrios la convierten en la urbe española con más templos, un número que solo supera Roma a nivel europeo.
Este conjunto de edificios sagrados no solo define la fisonomía urbana, sino que también constituye una parte esencial de la vida cultural y espiritual de los sevillanos.
Como ocurre en cualquier templo, la mayoría de iglesias de la ciudad cuentan con un horario de apertura y cierre que regula el acceso de los fieles.
Sin embargo, en pleno corazón del Casco Antiguo existe una excepción que rompe con esta rutina: la capilla de San Onofre, ubicada en la céntrica Plaza Nueva, permanece abierta las 24 horas del día.
Este pequeño oratorio es desde hace siglos un refugio espiritual para quienes, en cualquier momento de la jornada, sienten la necesidad de recogerse en oración.
La capilla forma parte de la hermandad de las Candelarias de San Onofre y se ha convertido en un punto de referencia tanto para vecinos como para transeúntes. Allí, de madrugada, cuando la ciudad duerme, es habitual ver a personas rezando en silencio.
Así lo cuenta Carmen Almazán en un vídeo publicado en TikTok: "Son las once de la noche y me apetece ir a rezar un rato al Santísimo".
Esta sevillana, que actualmente reside en Madrid, explica que apenas pasa tiempo en su ciudad natal y que echa en falta un lugar similar en la capital española: "Me gustaría saber dónde hay en Madrid una capilla para rezar durante las 24 horas del día".
La experiencia que comparte Carmen refleja la función de este espacio como lugar de desahogo y consuelo en situaciones personales difíciles.
"Venía de ver a mis abuelos, mi abuelo está regular y venía saturada", comenta antes de añadir: "Me apetece rezar, lo necesito, porque a veces pasa que lo necesitas y son las tres de la mañana, las doce o lo que sea".
El relato continúa con la descripción de su visita: llega por la calle Zaragoza hasta Plaza Nueva, entra en el templo y dedica allí un tiempo de recogimiento. "Me he llevado mi horita y media nocturna", confiesa tras salir de la capilla.
Voluntarios
La singularidad de San Onofre no se limita a su horario ininterrumpido. La capilla se sostiene gracias al compromiso de voluntarios que se turnan para velar por el Santísimo y garantizar que no se produzcan incidentes en el interior.
"Podéis apuntaros de forma voluntaria para estar ahí, para que el Señor no se quede solo", explica Carmen, aludiendo a este sistema de acompañamiento.
De este modo, en una ciudad marcada por su tradición religiosa, San Onofre representa la vigilia permanente, un templo que nunca cierra sus puertas y que mantiene encendida la llama de la fe a cualquier hora del día o de la noche.
