La hartura por el ruido de las personas que cantan alrededor de los veladores del casco histórico de Sevilla ha llegado a los residentes y trabajadores de la zona. Un vecino, visiblemente cansado de la situación, ha expresado su opinión: "Los guiris se creen que esto es normal, pero no saben ni cantar."
La escena se repite cada día, desde por la mañana, y estos supuestos "cantantes" van recorriendo las terrazas de bar en bar. Su objetivo es interpretar canciones para, posteriormente, solicitar dinero a los clientes.
Si bien para muchos turistas esta práctica puede ser vista como un atractivo de la cultura local, para los sevillanos que viven o trabajan por el centro de la ciudad, representa una molestia constante.
La idea de disfrutar de un desayuno tranquilo en un bar o incluso en la comodidad de su hogar se ve frustrada por el ruido.
La indignación de los vecinos de Sevilla también ha llegado a redes sociales, donde se pueden leer comentarios críticos hacia este tipo de prácticas. Mensajes como "cuidado, son estafadores" o "no tienen vergüenza" muestran el descontento de los sevillanos.
Una trabajadora de una tienda en la calle Tetuán cuenta: "Estoy cansada de las personas que se ponen a cantar o a tocar un instrumento cerca de la puerta de la tienda, me espanta a los clientes", cuenta con indignación.
Medidas del Ayuntamiento
Desde el Ayuntamiento de Sevilla, anunciaron que "se prohíbe la emisión de ruidos de cualquier naturaleza que por su intensidad, volumen u horario, excedan de los límites que exige la tranquilidad pública y la convivencia ciudadana", en el Boletín Oficial de la provincia de Sevilla.
Además, estas infracciones "tendrán la consideración de leves y serán sancionadas con multas de hasta 120 euros", cuentan desde el Ayuntamiento.
Otras prácticas
El canto callejero no es la única práctica para sacar dinero a los vecinos y turistas que se realiza por el casco histórico de la hispalense. Entre las calles se encuentran a personas disfrazadas realizando una breve actuación.
Las mujeres que ofrecen romero o leer la mano para después pedir dinero a cambio es otra actividad molesta habitual de la zona.
A este panorama se suman los artistas que se dedican a pintar monumentos o incluso a personas directamente en la calle, con el fin de vender sus cuadros. Sin embargo, estos pintores no suponen molestias para los sevillanos.