Sevilla
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Miles de estudiantes andaluces aún no saben qué harán a partir de septiembre. Las notas de Selectividad condicionan su futuro y obligan a muchos a estudiar una carrera diferente a la que tenían en mente. 

Por esta razón, no son pocos los sevillanos que acaban entrando en grados universitarios con notas de corte mucho más bajas. Las titulaciones en cualquier estudios en Filología, Turismo o Arqueología son algunos de los grados universitarios que se ofertan en la Universidad de Sevilla (US) para los que únicamente se necesita un cinco.

No obstante, se encuentran excepciones. Hay casos en los que los estudiantes, a pesar de una puntuación en la Prueba de Acceso a la Universidad casi perfecta, optan por estudios para los que únicamente se necesita un cinco. 

Rocío Molina es una de ellas. Esta sevillana se hizo con un 13,210 en Selectividad algo que le permitía entrar en casi cualquier grado. No obstante, siempre tuvo claro que quería ser maestra de Lengua Castellana y Literatura. Por esta razón, se decantó por Filología Hispánica, una titulación para la que se necesita la nota mínima. 

"Sacar una nota alta en Selectividad se convirtió en una cuestión personal. Nunca he estudiado tanto como para estos exámenes, ni en la carrera, a sabiendas de que no lo necesitaba", señala Rocío. 

La mayoría piensa en opositar

Ahora, es una de las graduadas que cursará el máster habilitante para ser profesora. Concretamente, Rocío ha optado por el doble curso de MAE y MELLC. Con estos estudios, la sevillana pretende "ampliar los conocimientos de filología".

Hacer el máster habilitante se ha convertido en un paso casi obligatorio de muchos de los graduados en filología. Y es que la mayoría de los alumnos que se deciden por estas titulaciones lo hacen con la vista puesta en las oposiciones y la posterior plaza de funcionario. 

No obstante, hay quien se desmarcan. Clara Sánchez es una de ellas. Este vecina de Sevilla acabó los estudios en Filología Francesa hace años y ahora trabaja en Disneyland. 

La misma no se plantea venirse a vivir a España y dice no quererse "recorrer media España para conseguir una plaza fija".   

Alberto Álvarez es otro de los españoles que ha decidido cruzar las fronteras e irse a trabajar al extranjero. Las casualidades de la vida han hecho que el sevillano aterrice en el mismo sitio que Clara. 

Sin descartar el extranjero

Desde abril de 2025 trabaja como "seguridad amable" -los intermediarios entre visitantes y cuerpos de la policía francesa- en uno de los parques de atracciones más famosos de Europa. Alberto es graduado en Turismo por la universidad hispalense aunque esta no era su primera opción. 

"Quería entrar en el doble grado de Derecho y Criminología pero no pude. Después pensé en Criminología solo pero me dijeron que no tenía salida. Al final acabé en Turismo", destaca. 

Buscando una titulación que tuviese más salidas laborales, Alberto terminó decantándose por Turismo, no obstante, el mismo confiesa que "a no ser que conozcas a alguien en el sector hotelero o apuestes por unas oposiciones para Paradores, es muy difícil encontrar trabajo". 

Asimismo, destaca que tiene pensado seguir en Francia, por lo menos, hasta el verano de 2026 y prepararse las oposiciones para Paradores, no obstante, afirma que le "da miedo a volver a empezar de cero".

En el caso de Rocío, esta tampoco descarta irse a vivir fuera si el camino de las oposiciones se complica. Entre sus opciones despunta montar una academia de español en el extranjero puesto que "las filologías en países como Alemania se valoran mucho más". 

Carreras vocacionales

Esta graduada recalca que "quienes entran en un grado de filología sabe lo que hay. No tiene muchas salidas pero es algo vocacional". La vocación fue lo que hizo que Jorge Bocanegra estudiara Arqueología a pesar de ser una de las carreras menos demandadas. 

Aunque nunca pensó en abandonar el grado, el ahora arqueólogo confiesa que "la primera experiencia como voluntario en una excavación arqueológica fue un choque de realidad".

"Se confrontaron la teoría con la práctica y me planteé si a esto quería dedicarme el resto de mi vida, a los cinco minutos decidí que sí", afirma. 

Asimismo, subraya que, por ahora, no se plantea irse al extranjero a trabajar. "Aunque fuera de España hay salarios notablemente más altos, la arqueología es una disciplina que va cambiando según la zona geográfico y es difícil adaptarse a otras metodologías desde cero", recalca. 

Según Jorge, "en España el sueldo base como técnico oscila entre 1.300 y 1.500 euros netos, como director entre 1.600 2.000 euros".

"Luego hay variantes según especialidad y un largo etcétera, pero lo más común es ser autónomo o contratar falsos autónomos. Estos cobran entre 1.800 y 2.300 euros más IVA según el puesto", declara.