Sevilla
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La próxima semana Sevilla experimentará una bajada térmica que rondará los diez grados. Mientras tanto, hay que armarse de paciencia y encarar al calor de la mejor manera posible. Lo mismo dice uno de los camareros de uno de los bares del centro de la ciudad, quien mantiene que están "perdiendo dinero".

La cuestión es que, con los termómetros marcando más de 40 grados, a muy poca gente le apetece salir a la calle aunque sea tomar una cerveza bien fría. Por ello, este hostelero del centro de la ciudad no tiene pelos en la lengua a la hora de decir que "con este calor solo vienen cuatro guiris".

El mismo mantiene que "durante la hora del almuerzo apenas viene gente al bar", sino que "es a partir de las 21,00 horas cuando los clientes empiezan a llegar".

De esta forma, este camarero de Sevilla confiesa que durante los meses de verano "se pierde dinero", aunque este hecho extraña a poca gente.

Y es que cualquiera que haya estado en Sevilla durante un día de los meses de junio, julio y agosto sabe a la perfección que no es muy agradable pasear por sus calles a las horas donde más pega el sol.

Terrazas vacías

Lo mismo pasa con las terrazas de los bares. Las altas temperaturas animan a muy pocos a sentarse en los veladores de los espacios hosteleros de la urbe.

Por ello, a nadie le sorprende pasear por las calles de Sevilla durante las horas en las que más aprieta el sol y ver que no hay ni un alma.

Salvo algunos turistas valientes que se atreven a pisar el suelo de la capital y los sevillanos que van y vienen del trabajo, los recovecos de Sevilla no empiezan a recibir a vecinos hasta pasadas las 17,00 horas.

El calor no hace mella en los camareros de la ciudad únicamente, sino también en los cocheros que tienen sus coches de caballos aparcados en las zonas más turísticas de la urbe.

Los turistas "masoquistas"

Disfrutar de un agradable paseo en coche de caballos mientras que el conductor de este va explicando las características de los monumentos más emblemáticos es uno de los planes apuntados en los itinerarios de los turistas.

No obstante, esto se convierte en un deporte de riesgo cuando las temperaturas rebasan los 40 grados.

Moisés es uno de los sevillanos que vive de los paseos en coche de caballos. Este trabajador contaba a EL ESPAÑOL que "durante las horas de más calor no se trabaja por el bien de los trabajadores y los animales".

No obstante, al contrario que lo que destaca el camarero, Moisés señalaba que "la gente es masoquista" y que "muchos vienen cuando más calor hace".

Lo que está claro es que el verano de Sevilla no deja indiferente a nadie. Ya sea porque los vecinos prefieran salir una vez que el sol se ha escondido o porque los turistas encaren los grados sin ningún tipo de miedo.