La condena del fiscal general del Estado es también la condena al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El presidente afirmaba días antes de conocerse el fallo que claramente García Ortiz era inocente. Y no era la primera vez que lo decía, pues nos había solicitado hace un año a los que pensábamos lo contrario que pidiésemos disculpas y a su fiscal le otorgásemos el perdón.
Quizás ese perdón en forma de indulto es en lo que está pensando el inquilino de La Moncloa, si es que permanece allí con tiempo suficiente para iniciar los trámites para el perdón presidencial. Y si es que sigue teniendo el valor que hay que tener para mantenerse en el poder cuando la podredumbre y el descrédito suyos y de su partido no pueden ser mayores.
En cierta forma, Sánchez también ha sido condenado puesto que se la ha jugado con el fiscal general que él nombró y sobre el que los tribunales ya dijeron en su día que no era idóneo para el cargo. Hasta el punto de que según dicen, el fiscal quiso dimitir hace tiempo pero Sánchez le pidió aguantar en el cargo. Hasta ahí habría llegado la sumisión del fiscal hacia quien lo nombró.
Esa relación de siervo a señor solo se entiende por la ambición desmedida que tienen algunas personas hacia el poder y su apego al cargo. Porque por muy duro y resistente que sea el Sr. Ortiz, ha tenido que aguantar toda clase improperios por esa situación tan anómala de seguir ocupando un puesto tan crucial en nuestro Estado de Derecho cuando estaba ya procesado. Pero es que incluso antes debería haberse levantado de su sillón.
Es vergonzosa la labor que han llevado a cabo la fiscal subordinada al encausado así como el abogado del Estado. Al igual que quedarán grabadas para siempre esas imágenes del fiscal negándose a responder a los magistrados y a los abogados de las acusaciones. Y ver todos los días al Sr. García Ortiz sentadito en la bancada de las defensas con su toga, sus puñetas y su escudo de fiscal.
Sánchez habla de la derecha judicial y otros conmilitones suyos se refieren al golpe de estado judicial y a los jueces fachas. Por ello, afirmaba al principio que Sánchez también ha sido condenado en cierta forma, ya que al igual que aseguró que desconocía las trampas que hacían algunos en su partido con el dinero negro, ahora se la ha jugado facilitando a los de su gobierno, su partido y ¿quizás? a los haters, las consignas que debían difundir para desacreditar a los jueces del Tribunal Supremo que han emitido su voto a favor de una sentencia condenatoria.
Además, dentro de unos días están llamados para comparecer de nuevo ante el juez instructor Koldo y Ábalos y es muy posible que se dicte contra ellos una medida cautelar de prisión provisional.
El círculo se estrecha, como afirman algunos jefes policiales cuando tienen delante a un detenido. Su hermano músico será juzgado en febrero y Begoña Gómez está investigada por cinco delitos.
Es más, esta campaña contra la justicia y el Estado de Derecho no va a parar porque Sánchez y los suyos son incapaces de respetar a los cinco jueces que han votado a favor de un fallo condenatorio. Y preveo que habrá un conflicto institucional a causa de ello.
Y es que todo estaba muy claro en el juicio, a pesar de haber contado la defensa con muchos testigos de los medios de la izquierda que en algunos casos merecerían ser denunciados: ¡El fiscal general reveló datos reservados!
Aunque Sánchez tenga mucha resiliencia es difícil seguir adelante, por lo que a corto plazo no tendrá más remedio que convocar elecciones. Se lo van a pedir los suyos, quienes han estado callados hasta ahora.