Asterix y Obélix vivían en la única aldea de la antigua Galia que no estaba ocupada por los romanos. Nieves, Eusebio, Jorge, Pilar y muchos más viven en la única 'aldea gala' de Sevilla que no es está 'ocupada' por los turistas.
Las calles San Vicente de Paul, Aracena, Ronda de Triana y Manuel Arellano forman el rincón de Triana que escapa de la masificación turística. O, mejor dicho, de las viviendas de uso turístico (VUT).
Los vecinos de esta zona del barrio no saben a qué se debe este fenómeno, pero muchos de ellos coinciden en lo mismo: se trata de un pequeño "pueblo" en medio de la capital.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en esta zona de la ciudad no hay ni un solo alojamiento dedicado a los visitantes de Sevilla.
Lo que hace que el área que rodea a la avenida Santa Cecilia -la calle comercial- esquive lo que en otros puntos del barrio se da por imposible.
Hasta 107 VUT
Una sola calle separa la zona sin VUT de otra en la que hay registradas 12. La diferencia es mucho más abismal si se compara el "pueblo" de Triana con otras partes del barrio.
Solo hace falta cruzar un paso de peatones para pasar de cero viviendas turísticas a 39. Y andar cinco minutos para acabar rodeado por 107 de estos inmuebles.
Por esto mismo, no es de extrañar que María de los Ángeles, de 54 años, asegure a EL ESPAÑOL de Sevilla que no cambia "absolutamente por nada su casa" en este rincón de Triana.
"Aquí hay tranquilidad, paz. Si quieres relajarte te vas a un banco y si quieres jaleo te escapas a San Jacinto", defiende.
Asimismo, subraya las conexiones interurbanas y celebra que haya "autobuses de todos los colores para ir a cualquier sitio de Sevilla".
Epicentro de vecinos
Eustaquio y Ana son un matrimonio septuagenario que vive al otro lado de Ronda de Triana. Sin embargo, al igual que Nieves y Fernando -de la misma edad-, cruzan hasta la 'aldea gala' sevillana para "comprar los mandados".
Esta tradición ha generado que la avenidan Santa Cecilia se haya convertido en el epicentro de la tradición, del comercio y en el punto de reunión de cientos de vecinos de la zona.
"Yo vivo en Pagés del Corro, pero vengo varias veces a la semana hasta aquí porque siempre he comprado en estos locales", afirma Pilar, quien pasea a primera hora de la mañana por el barrio ataviada con el carro de la compra.
La pescadería Curro Poléa es su primera parada, la segunda la irá viendo sobre la marcha. Tal vez, Pilar se decante por la carnicería Eusebio o la frutería de José Antonio. Elija lo que elija, el resultado va a ser el mismo. Producto de calidad y trato del de toda la vida.
"Cada vez quedan menos comercios así. Nosotros salimos adelante porque nuestros clientes son los de siempre, personas mayores que se han criado por aquí", asegura José Antonio mientras ordena las verduras de las estanterías y Antonio, un señor que ronda los 80 y con periódico físico en mano, pregunta a qué precio está el kilo de castañas.
Sin embargo, aunque los que más abundan en esta reliquia trianera desconocida aún por el turista son los clientes que caminan a paso lento y, en ocasiones, con bastón, hay otro perfil que, "desde hace ya unos años", está empezando a emerger.
"Ingleses no se ven por aquí, pero los que sí llegan son los hijos de los vecinos de toda la vida o los estudiantes".
Estos últimos se han convertido en un nuevo nicho que explorar por parte del comerciante trianero, aunque, en palabras de Eusebio, el carnicero de la calle, "ellos van más al Mercadona o al Día, que está aquí al lado".
Oasis en el Casco Antiguo
Desde Plaza de España hasta la Macarena pasando por San Julián, Santa Cruz y el Arenal, el mapa del INE está impregnado por un intenso rojo que se traduce en que hay, como mínimo, más de 19 viviendas de uso turístico en cada zona señalada.
Sin embargo, el caso de la 'aldea gala' de Triana se puede extrapolar, sorprendentemente, al centro de la ciudad. Entre Reyes Católico, la calle Arjona y la del Cristo de la Expiración hay solamente 18 apartamentos registrados.
Una cifra casi insignificante si se compara con las 210 que hay en el Arenal, ubicado a poco más de 5 minutos de la zona y que convierte a este pedazo de Sevilla en un verdadero oasis para quienes viven en él, como Antonia.
Cada mañana, esta vecina de 78, que no vende su piso "porque es para los hijos", cruza Reyes Católicos para ir a hacer la compra al mercado al que le da nombre el masificado barrio.
"Me voy hasta el Arenal o Tetuán para comprar cosas, pero me quedo en mi casa, que aún se respira algo del ambiente de barrio", asegura.
