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La Esperanza de Triana avanzaba entre una ciudad que la venera para adentrarse en las Tres Mil Viviendas en una jornada en la que el sol y las altas temperaturas eran tan reseñables como el propio paso de la imagen.

Los termómetros registraban altas temperaturas desde tempranas horas de la media mañana hasta alcanzar más de 35 grados pasado el mediodía. Sin embargo, no era motivo suficiente para perderse un día histórico

El Polígono Sur vivía una jornada que ya formará parte de su historia reciente para siempre. No era una procesión ordinaria, sino la visita de una de las devociones más reconocibles de Sevilla a uno de los barrios más estigmatizados de España.

Desde primera hora de la mañana, el cortejo trianero partía, con media hora de retraso, de la capilla de Santa Ana rumbo a las Tres Mil Viviendas en misión pastoral, dentro del Año Jubilar de la Esperanza, con motivo del 75 aniversario de la primera salida procesional de la Virgen.

El recorrido conectaba dos mundos separados por algo más que el río. Atravesaba Betis y el barrio de Los Remedios para llegar, por primera vez en la historia, a Plaza de España. Después, avanzaba por Felipe II hasta alcanzar la avenida de Teatinos.

A cada paso, el acompañamiento iba creciendo. Los sones de la banda de música de las Cigarreras marcaban el ritmo mientras el público, muy multitudinario, se mezclaba con los fieles.

Muchos vecinos del Polígono Sur se sumaban al cortejo en su tramo final. En la barriada de La Oliva, el ambiente era de expectación y sorpresa. "Nunca la había visto tan cerca", decía Antonio Reyes, 48 años, que vive en la calle Párroco Antonio González.

"Aquí tenemos nuestras propias vírgenes y procesiones, pero que venga la Esperanza de Triana al barrio… eso no se olvida".

La entrada en la parroquia de San Pío X estaba prevista para las 15:45. Allí, se celebraría un triduo en su honor.

En los alrededores, pancartas dando la bienvenida colgaban de los balcones. En las Tres Mil, el fervor adoptaba una dimensión distinta.

"Aquí la gente no tiene mucho, pero tiene fe", explicaba Rosa Muñoz, vecina de Martínez Montañés. "Llevamos semanas preparándonos para esto", reconocía.

Carácter pastoral

La hermandad trianera ha querido subrayar el carácter pastoral y social de este desplazamiento. No es una procesión extraordinaria al uso: forma parte de una iniciativa que busca acercar la devoción a los barrios más necesitados de Sevilla.

El itinerario incluye también una visita posterior a la parroquia de Jesús Obrero, en el corazón de las Tres Mil Viviendas, donde el domingo se celebrará un nuevo triduo. La vuelta a Triana está prevista para el sábado 18, con paradas en el Hospital Virgen del Rocío y en el Rectorado de la Universidad de Sevilla.

La imagen lucía para la ocasión un nuevo manto bordado sobre terciopelo verde, diseñado por Francisco Javier Sánchez de los Reyes y confeccionado en el taller de Pepi Maya.

El exorno floral, compuesto por delphiniums, dalias, alstroemerias, archemilla, pitos porum, álamo blanco y hedera, completa una estampa que contrasta con las fachadas desconchadas y las aceras irregulares del barrio.

Carga simbólica

El recorrido tiene también una carga simbólica. La hermandad sigue, en sentido inverso, el mismo camino que recorrieron cientos de trianeros cuando fueron trasladados a estas viviendas a mediados del siglo XX.

En la jornada del sábado, la Virgen de la Esperanza recorría ese trayecto en sentido contrario, uniendo de nuevo ambos extremos de la ciudad.

El dispositivo de seguridad y asistencia se desplegaba con normalidad. La Policía Local y los voluntarios de Protección Civil acompañaban al cortejo, que avanzaba con serenidad pese al calor del mediodía.

Las calles se llenaban de aplausos cuando el paso se detenía ante los bloques principales del barrio. 

La jornada se cerraba con una sensación compartida: la de haber vivido algo inédito. La hermandad ha insistido en que no se trata de una procesión extraordinaria sino de un gesto de comunión, una manera de extender la misión del Año Jubilar más allá de las fronteras de Pureza.

Mientras la Esperanza descansa en San Pío X, las Tres Mil Viviendas siguen en la calle, entre candelabros apagados y olor a cera. Por un día, Triana y el Polígono Sur comparten la misma esperanza.