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José Antonio Rueda tiene 19 años, es sevillano, lidera el Mundial de Moto3 y podría convertirse en el primer andaluz campeón del mundo de esta categoría. Su padre, Gustavo Rueda, recuerda los obstáculos que encontraron en el camino: "En el instituto los profesores se reían en nuestra cara".

"La abuela Joaquina fue la que le dio el empujoncito al niño", asegura Gustavo. Cuando José Antonio tenía solo tres años, ella le regaló una moto de batería.

Con esfuerzo, le compraron una minimoto cuando tenía seis. "Era de segunda mano porque no podíamos permitirnos una nueva. Incluso esta nos costó trabajo comprarla".

Desde entonces, su padre se ha encargado personalmente del mantenimiento de las motos. "Siempre lo he hecho, hasta que subió a la categoría de Moto3. De hecho, todavía le hago el mantenimiento de las motos de entreno que tiene aquí en casa".

La familia Rueda ha tenido que hacer frente a muchas dificultades económicas para apoyar la carrera de su hijo. "Económicamente nos ha costado mucho, porque no era solo la escuela, había que hacer viajes", asegura el padre.

"Era todo muy costoso"

"Desde el primer día pensábamos que el camino era arriesgado, porque era todo muy costoso", cuenta Gustavo.

Mientras el padre trabajaba llevando un tráiler, su mujer "hacía lo que podía". A eso se sumaba la presión de la hipoteca de la casa que se les hacía "muy complicada".

A pesar de ello, siempre contaron con la ayuda de personas cercanas. "Había carreras a las que no podíamos ir y había gente que nos dejaba o nos daba dinero para que pudiéramos ir".

José Antonio pudo compaginar el colegio con su actividad deportiva. Sin embargo, la familia tuvo que pasar por momentos difíciles: "Los profesores no nos entendían".

"Se creían que el niño se iba de vacaciones y que nada más pilotaba el domingo, pero tenía entrenamientos jueves, viernes, crono el sábado y el domingo carrera", asegura Rueda.

Además de eso, también se enfrentaron a dificultades dentro del propio mundo del motociclismo. "Hay muchos técnicos que, por tener muchos años de experiencia, hacen lo que quieren con los jóvenes, la mayoría no escuchan a los pilotos".

Los padres tenían que mantenerse al margen. "Nosotros veíamos esas situaciones y no podíamos hablar. Teníamos que estar acompañando al niño, pero a la vez un poco apartados", cuenta.

Representa a Los Palacios por el mundo

Para la familia, ver a José Antonio representar a Los Palacios y a Andalucía es motivo de orgullo. "Lleva la bandera de Andalucía siempre con él. Hay muy pocos andaluces en el mundial que hayan hecho historia o la estén haciendo ahora mismo", afirma Rueda.

Pese a ello, cuando llega el Gran Premio de Jerez, en Cádiz, para ellos no es la cita más cómoda: "Es el peor porque nos conoce mucha gente y no podemos atender a todos", cuenta.

Sus padres definen a su hijo como "un chico normal". Afirman que cada vez que vuelve a su casa "se va con los primos a jugar al pádel y nunca se habla de motos. Es un niño muy familiar".

Siempre le acompañan

El joven piloto nunca viaja solo. Su hermano le acompaña a cada circuito para gestionar sus redes sociales.

Su padre también lo hace, aunque de una forma diferente, trabajando para la marca Honda como conductor de tráiler. "La semana que viene voy en avión a Alemania y allí tengo que coger el tráiler hasta Hungría", explica.

José Antonio Rueda ya ganó los campeonatos de 'JuniorGP' y la 'RedBull Rookies Cup', en 2022, siendo el primer piloto en ganar dos competiciones en un mismo año.

El pasado mes de abril se convirtió en el primer andaluz y sevillano en vencer el Gran Premio de Jerez.

Este año sueñan con que el joven piloto consiga el título mundial y lograr también ser el primer andaluz en ser campeón del mundo de la categoría Moto3.

Gustavo, sin embargo, es cauto. "Todavía quedan muchas carreras y pueden pasar muchas cosas. Va muy bien encaminado, pero como se suele decir, hasta el rabo todo es toro".

Sus padres recuerdan todo lo que han vivido desde que empezó a competir cuando era pequeño: "Hemos ido siempre juntos en la furgoneta, hemos dormido en la tienda de campaña y hemos compartido afición", cuentan.

"Si estamos aquí es gracias a mucha gente que nos ha ayudado", aunque reconocen que todavía queda mucho camino por recorrer.