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La Velá de Santiago y Santa Ana es mucho más que una cita festiva en el calendario sevillano: es una celebración con raíces profundas en la historia, el carácter y la vida cotidiana del barrio de Triana. Y, como toda festividad arraigada, despierta sentimientos de orgullo y de pertenencia.

Con motivo de su edición de 2025, que se celebra desde este mismo 21 al 26 de julio, EL ESPAÑOL de Sevilla lanza una nueva serie de entrevistas, pero esta vez con la intención de dar voz a los verdaderos protagonistas de esta fiesta: los vecinos de la barriada.

A lo largo de estos días, los redactores irán recogiendo testimonios que ponen rostro a la Velá. Hablarán con quienes han crecido al ritmo de los preparativos, con quienes montan sus casetas con mimo año tras año, con los que esperan el arranque del pregón como si fuera una señal inequívoca del verano sevillano.

Porque si algo define a esta fiesta es su capacidad para reunir generaciones, acentos, ritmos y maneras de sentir.

La Velá de Santa Ana es la más antigua de Sevilla. Su origen se remonta al siglo XIII, cuando el rey Alfonso X el Sabio ordenó levantar el templo en honor a la madre de la Virgen María tras la reconquista de la ciudad.

Triana

Desde entonces, la devoción a Santa Ana ha estado íntimamente ligada al sentir trianero, convirtiéndose con el paso de los siglos en el corazón de una fiesta que mezcla religiosidad, folclore y encuentro popular.

Con esta iniciativa, EL ESPAÑOL de Sevilla quiere sumarse al pulso vivo del barrio, acercarse a la orilla que tantos versos ha inspirado y contar, desde dentro, qué significa para Triana y para toda Sevilla esta cita tan arraigada.

Porque hay muchas formas de entender la Velá, pero todas pasan por las personas que la hacen posible. Por tanto, queda inaugurado este espacio para recoger historias, anécdotas y emociones.