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El Ayuntamiento de Sevilla ha tenido que apuntalar el memorial de la fosa franquista de Pico Reja por riesgo de derrumbe. Se trata del mayor enterramiento de represaliados de la Guerra Civil y la dictadura franquista de España, según el Consistorio Hispalense, así como la mayor fosa común de Europa occidental desde Srebrenica, en Bosnia Herzegovina.

Según ha podido saber EL ESPAÑOL, la obra del memorial no cuenta con cimientos. Eso provoca que se haya ido moviendo hasta quedar torcido como una suerte de Torre de Pisa. El riesgo de derrumbe ha obligado a intervenir para que no se caiga.

El memorial, apuntalado. EE Sevilla

La obra, cabe recordar, se hizo cuando el PSOE aún gobernaba en el Ayuntamiento de Sevilla, con Antonio Muñoz como alcalde. Contó, además, con la colaboración de la Diputación de Sevilla y del Gobierno central además de la Junta de Andalucía a través de la Consejería de Cultura.

El proyecto es un memorial a la mayor fosa de represaliados. Hasta 1.800 cadáveres de víctimas del régimen franquista yacían en ese punto y, gracias al proyecto de recuperación, se pudo recuperar los cuerpos.

Sin embargo, el memorial, según fuentes municipales, es "una chapuza". Sin cimentación, ha aguantado en pie poco más de dos años. Porque el osario-memorial se inauguró en marzo de 2023.

Antonio Muñoz

Entonces el Ayuntamiento, en manos del socialista Antonio Muñoz, destacó su "compromiso" con el lugar y con seguir los trabajos de exhumación. El lugar, señalaron, lo merecía puesto que se trata "de la mayor fosa común abierta en Europa Occidental desde la de Srebrenica en Bosnia Herzegovina y, desde luego, la mayor de toda España".

Sin embargo, el memorial se cae. Y eso que el entonces alcalde se comprometió a guardar los restos extraídos de la fosa común en el memorial de forma "digna, adecuada y clasificada". Debían ser las familias, añadían entonces desde el Consistorio, las que decidiesen el destino final de los restos.

El osario que sirve como recuerdo de la fosa común se compone de tres líneas de columbarios que están justo en los límites de lo que antes fuese el enterramiento de los represaliados.

En su inauguración estuvo el entonces alcalde, Antonio Muñoz, junto con representación del Consejo Municipal de Memoria Democrática, entidades memorialistas y familiares. Solo 28 meses después, el memorial está apuntalado y con riesgo de derrumbe.