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La ampliación de la Ley Antitabaco anunciada por el Ministerio de Sanidad ha encendido el debate en el sector de la hostelería sevillana, que comparte una opinión más o menos unánime: "Si lo que quieren es acabar con el tabaco, que lo prohíban y punto".

La futura normativa, aún en fase de elaboración, prevé endurecer las restricciones al consumo de tabaco en espacios públicos, entre ellos los veladores y terrazas de bares, restaurantes y locales de ocio nocturno.

También se prohibirá fumar en vehículos de trabajo, piscinas públicas, campus universitarios, marquesinas de transporte público y otros entornos que hasta ahora eran refugio habitual para fumadores.

En Sevilla, donde las terrazas son una extensión natural de la vida social, muchos hosteleros ven con preocupación el impacto que puede tener esta medida en sus negocios.

“Nuestro local es de ocio y nuestra principal clientela, cuando viene a tomarse una copa, le gusta fumarse su cigarro”, señala Javier Hermosilla, propietario de Montecristo, uno de los locales más conocidos del casco antiguo.

Aunque no es fumador, defiende la posibilidad de hacerlo en espacios abiertos: “Yo no fumo ni he fumado en mi vida, pero respeto a los fumadores que lo hacen en lugares donde está permitido. Si lo que verdaderamente quieren es acabar con el tabaco, que lo prohíban de una vez y punto”.

Hermosilla teme que esta nueva prohibición disuada a parte de su clientela de acudir: “Ahora vendrán los problemas a los hosteleros. Si no pueden fumar, no se van a sentar o se van a ir”.

"Andar de policía"

Una preocupación que también comparte Víctor Pérez, dueño del bar La Marcela, en el barrio de San Jerónimo. Aunque comprende el fondo sanitario de la medida, se muestra dubitativo ante su aplicación.

“No estoy en contra de la medida como tal, porque entiendo que siempre hay alguien que molesta a otro al fumar, pero no quiero andar de policía diciéndole a todo el mundo que en mi velador no se puede fumar”, lamenta.

Víctor teme que la responsabilidad recaiga directamente sobre los bares: “No puedo estar pendiente del incívico o incívica que fume y que encima me diga que a él o a ella le da igual. Esto va a suponer discusiones, peleas y malos modos”.

Lo que más le inquieta, asegura, es “recibir una multa a mi nombre por culpa de algún cliente que no quiera acatar la normativa”.

Mediar entre clientes

Manuel Mellado, al frente del Café-Bar Macarena, en la calle San Luis, expone una situación similar. Para él, la medida no solo afectará a la clientela, sino también al clima dentro del propio local.

“Al final queda la responsabilidad en el bar y vamos a tener que terminar peleándonos con la gente”, afirma. Incluso anticipa que muchos hosteleros se verán obligados a mediar entre clientes que discutan por el humo del tabaco.

Mellado también cuestiona la estrategia del Gobierno: “Lo mejor es que prohíban directamente la venta de tabaco, pero no lo hacen porque se recauda mucho dinero en impuestos y no interesa”, opina, coincidiendo con Hermosilla en que las decisiones sanitarias chocan con intereses económicos.

Terraza Moss, en las Setas de la Encarnación.

Tiempo de consumo

Manuela Martín, encargada de uno de los locales más concurridos y en auge de Sevilla —Moss, en las Setas de la Encarnación—, advierte de las posibles consecuencias de la nueva normativa. En un establecimiento donde los veladores rebosan de clientes a cualquier hora del día, "la pérdida podría ser significativa".

"Creo que afectaría de forma negativa al sector en general", afirma. Considera que no será una medida muy aceptada y que, en el caso de que algunos lo acepten, "se reduciría el tiempo de estancia y consumo".

"Se tomarían algo muy rápido y se irían", insiste. En el caso de que se queden en la terraza, "habría una rotación muy incómoda que terminaría derivando en un conflicto constante con el cliente".

"Es muy complicado tener que ir mesa por mesa avisando de que no se puede fumar; crearía muchísimas situaciones incómodas", sopesa.

Pero para esta sevillana, sin embargo, no todo es negativo, ya que "habría un ambiente más saludable y se reduciría el tema de la suciedad en las aceras", ya que hay clientes que, "aún teniendo ceniceros en las mesas, les sale tirar las colillas al suelo".

La ampliación de la ley, aún sin fecha exacta de entrada en vigor, pretende reforzar la protección frente al humo del tabaco, especialmente en espacios compartidos.

Pero para muchos hosteleros sevillanos, esta medida vuelve a colocarles en una posición incómoda por dos motivos esenciales: el cumplimiento de la norma y el temor a perder clientes.