Se llama Jesús F. G. y tiene 48 años. Ha sido condenado a cinco años de prisión por causar la explosión de dos bombonas de gas así cómo por provocar un incendio en su casa que pudo propagarse a las viviendas vecinas de forma intencionada. 

Los hechos ocurrieron en marzo de 2023. Entonces el condenado apiló una serie de elementos en su casa, entre otros dos bombonas, y les prendió fuego. Él mismo reconoció que "se le había ido la olla" cuando lo hizo. 

El hombre, relataron los vecinos, había amenazado con quemar la casa en alguna ocasión. De hecho, señalan que días antes de prender fuego dentro de su casa había provocado un pequeño incendio en una papelera. 

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Según recoge la sentencia, el fuego "podría haberse propagado a otras viviendas habitadas y afectar a la estructura del edificio". No ocurrió, pero el peligro estuvo ahí.

Bombonas en el fuego 

Fue precisamente la explosión de las bombonas, señala el escrito del juez, lo que evitó que el fuego se propagase al resto de pisos del edificio. 

Según relata la sentencia, "ardieron diversos efectos y tuvo lugar una explosión, causando múltiples desperfectos en el interior de la vivienda", tasados en 12.463 euros, que "podía haberse propagado a otras viviendas habitadas y afectar a la estructura del edificio".

Sin embargo, "el ruido de la deflagración y el humo intenso producido por el incendio alertaron a los vecinos, acudiendo rápidamente al lugar el cuerpo de bomberos y funcionarios policiales, sofocando el incendio de la vivienda, que no se propagó al resto del edificio, gracias fundamentalmente al efecto producido por la deflagración, que originó un súbito desplazamiento del oxígeno, que hizo que el fuego se viniera abajo".

"Estrés agudo"

El relato de hechos probados reconoce además que el acusado sufre un diagnóstico de reacción a estrés agudo, con rasgos de personalidad paranoide, que alteran moderadamente su capacidad volitiva, pero sin alterar su capacidad intelectiva.

Para llegar a estas conclusiones, el tribunal tiene en cuenta el testimonio de los agentes de la Policía Nacional comisionados al lugar del incendio, que encontraron al acusado "sentado en el quicio de la ventana, saliendo de la misma gran cantidad de humo".

También testificaron los bomberos, que localizaron dos bombonas en el interior de la vivienda del inculpado, "una de ellas manipulada, ya que presentaba un pequeño tubo el cual ha sido cortado, al parecer por un cuchillo, y por donde salía bastante gas".

"Matar e incendiar"

Los agentes, según la sentencia, recogieron además los testimonios de "diferentes vecinos que exponían una problemática de tiempo atrás, en la que el individuo reseñado amenazaba con matar e incendiar las viviendas de todas las personas", constando que la Policía Local informó de que días antes de los hechos, el encartado "había realizado un pequeño incendio en una papelera".

Es más, el tribunal expone que durante la asistencia sanitaria el detenido no paraba de decir que se le había "ido la olla" y había provocado él el incendio; haciéndose eco del testimonio de un agente, según el cual "el acusado decía en la ambulancia la expresión anteriormente mencionada, en el sentido de que se le había ido la cabeza al haber provocado tal incendio".

Dado el caso, la Sección Séptima de la Audiencia condena al inculpado a cinco años de cárcel por un delito de incendio con la atenuante analógica de anomalía o alteración psíquica, imponiéndole además las costas del proceso judicial.