Manuel Ruiz de Lopera ha muerto en Sevilla a los 79 años. Pero quedan sus frases. "Yo os entrego a ustedes un Betis libre; limpio; en primera; pa ustedes. ¡Viva el Betis!", es una de las más recordadas. La pronunció ante los béticos reunidos en La Palmera. Rugían ante las palabras de su presidente. 

"El acero y el hormigón de este estadio no lleva una peseta de Manuel Ruiz de Lopera. Lleva mi sangre y esa sangre se la doy yo al Betis y al todo el beticismo". Sí, Lopera, a veces, hablaba de sí mismo en tercera persona. Su dedicación al equipo le había hecho dejarse la sangres, decía, en la construcción del nuevo estadio. 

"Aquí está la caja de herramientas. Aquí está la casa de los béticos", dijo, refiriéndose al nuevo estadio que, por un tiempo, llevó su nombre. Más tarde volvería a ser el Benito Villamarín. 

[Muere Manuel Ruiz de Lopera, presidente del Betis durante una década, a los 79 años]

"Toda la casa la preside el Cristo del Gran Poder", confesó a un periodista. "¿Cree que es bético", le preguntó el plumilla. Un silencio precedió a "no lo sé, pero nos ayuda".

"En una semana he dormido cuatro horas", llegó a asegurar, por su preocupación por el Betis, que le quitaba el sueño.

"Un bollo con aceitunas"

"Yo antes me como un bollo con aceitunas debajo de un puente que defraudar a mi familia, que son ustedes", dijo a los béticos. La sala se caía de los aplausos. El expresidente del equipo de Heliópolis era muy dado a estos excesos.

"Me tienen que matar y no me importa que me maten por el Betis", dijo en otra ocasión. Una vez más, hipérbole marca de la casa. 

"Hola, necesito aproximadamente 800 millones de pesetas en 25 minutos". Cualquier bético -o vecino de Sevilla o, incluso, cualquier que sepa algo de fútbol- recuerda esta frase. Es el inicio de un vídeo donde Lopera reprodujo, de forma libre, cómo "salvó" al Betis. La actuación es cuestionable, pero desde luego, dejó huella.

"Un primo bético"

"Doble nacionalidad, argentina y española... e italiana. Y un primo que era bético. Y este que está aquí, el cuñado, de Triana". Así hablaba de dos jugadores Lopera durante una presentación. A cualquiera le encontraba la conexión con el equipo de sus amores. 

"Mi perro Hugo. Un día lo vais a ver, que mete el Betis un gol y se pone de pie". Lopera quería mucho a ese animal. Y no dudaba en hablar de él en cualquier momento. 

"La Policía no me deja entrar con el bote de cristal". La frase es parte de una historia que le contó Lopera al periodista Carlos Herrera en una entrevista. No tiene desperdicio. Porque Lopera era histriónico e hiperbólico pero tenía gracia y lo sabía. 

La anécdota trata sobre un hombre que se le acercó un día. Se le había muerto su padre y le abordó, como presidente del Betis, porque quería llevarlo al campo, al estadio. 

Un muerto en el estadio

Lopera se mostró sorprendido. ¿Cómo va a llevar un muerto al Benito Villamarín? "Lo traigo aquí, dijo, y sacó un bote de melocotones en dulce". Risas generales. 

El problema rememoraba el expresidente del Betis, era los agentes de la autoridad. "La Policía no me deja entrar con el bote de cristal. Tiene usted que hablar para que lo metan dentro y yo todos los domingos lo recojo". Otra pausa en la historia. Lopera sabía contar historias. Más risas. Porque todo esto, además, lo contaba sin esbozar una sonrisa. 

"Vamos a hacer una cosa para que no lo tenga que dejar en el estadio. Vamos a coger el envase de Puleva". En un tetrabrik no había problema. "El muchamo me mira todos lo domingos cuando el Betis mete un gol y abraza a su padre", remató la historia Lopera.