Sevilla

Diez años después de su último acondicionamiento, el Ayuntamiento de Sevilla ha comenzado los trabajos para dar un lavado de cara al Puente de Triana, una de las infraestructuras claves de la ciudad.

El primer paso, tal como ha confirmado el Consistorio, ha sido la retirada de los candados, unos elementos que no solo deterioran la imagen de este Bien de Interés Cultural (BIC), sino que le generan oxidación y corrosión. Por ello, colocarlos es objeto de sanción por la Ley de Patrimonio de Andalucía.

Asimismo, se procederá a eliminar otros elementos externos de la estructura como los carteles y las pegatinas de las barandillas, mientras que, paralelamente, se han desbrozado otras zonas del puente, tales como las zapatas de sustentación.

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Estos trabajos se encuadran dentro de una serie de actuaciones previstas para los principales puentes de la ciudad. También se renovarán el de Los Remedios, San Telmo y el del Cristo de la Expiración, pero el primero en someterse a un lavado de cara ha sido el de Triana.

Primera intervención "en diez años"

La cercanía de la Semana Santa, ya que por su asfalto pasan todas las cofradías de Triana, ha sido una de las claves por las que será reacondicionado en primer lugar, algo en lo que también ha influido el hecho de ser el más antiguo de la ciudad.

Desde el Consistorio destacan que “se trata de la primera intervención de este tipo desde hace más de diez años”. En ella también se incluye el pintado de todos los soportes y luminarias. Para ello se está empleado una pintura de protección que se adecuará a la estética del conjunto patrimonial.

Acondicionamientos de este tipo son necesarios de manera periódica para mantener en perfecto estado un puente que fue inaugurado en 1854 y que ha vivido varios momentos críticos.

El más preocupante se vivió en la mañana del Viernes Santo de 1974, cuando la hermandad de la Esperanza de Triana notificó al delegado de Obras Públicas que a su paso por el puente se sintieron vibraciones inquietantes.

Salvado del derribo

Entonces, por iniciativa del Ministerio de Obras Públicas, la demolición de la infraestructura estaba sobre la mesa, al considerar que su vieja arquitectura no estaba preparada para soportar el tráfico.

Sin embargo, la oposición de la sociedad sevillana y del Colegio de Arquitectos consiguió elevar el asunto a la Comisión de Patrimonio.

Así se inició un proceso para declararlo Monumento Nacional y proponer un plan para su remodelación en una obra liderada en 1977 por el ingeniero Manuel Ríos Pérez, al que el Ayuntamiento de Sevilla ha reconocido otorgándole una plaza muy cerca del mismo puente, en los antiguos terrenos del Capote.

Hoy en día, el Puente de Triana es uno de los emblemas de Sevilla, por el cual sus autoridades están obligadas a emprender obras de reacondicionamiento cada cierto tiempo para evitar que se repitan estos momentos críticos.