"Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no lo hagan". La archiconocida frase de Oscar Wilde, mantra de los publicistas del mundo, parece ser también la de los creadores de The Idol.

La serie de HBO ha llegado a su final tras cinco semanas como centro de las críticas de prensa y espectadores que la odiaron desde su primer episodio, y la convirtieron en objetivo de memes semanales en Twitter. La calificaron de ofensiva, porno-tortura y desagradable, pero nunca dejaron de verla, porque comentarla con frases ingeniosas y repetir lo patético que es el "coleta de rata" que interpreta The Weeknd ha sido el placer culpable más popular de este verano.

Aquí mismo intentamos analizarla desde un punto de vista más intelectual y menos moral, citando ensayos y algún análisis de la obra de Verhoeven que referencian en el primer episodio, con la esperanza de ver un final que proporcionara catarsis a una experiencia cuyo principal pecado ha resultado ser la vacuidad.

Lily-Rose Depp en el episodio 1.

El gran giro de este episodio ya se había revelado la semana pasada. Jocelyn no solo estaba al tanto de todo el pasado de Tedros Tedros, sino que era ella quien estaba aprovechándose de él porque le ayudó a encontrar la inspiración que buscaba. Con lo único que Joss no había contado era con la premeditación del dueño del club nocturno, así que en cuanto lo supo (gracias a Chloe) decidió poner el pie en el acelerador y humillarlos tanto a él como a Dyanne. 

No seré yo quien defienda la calidad de los guiones de Levinson cuando los actores han reconocido que un 50% de lo que rueda se improvisa al momento, pero aunque hay quien dice que parece que falta un episodio en medio, porque no se entiende la actitud de Jocelyn con Tedros, de mejor o peor forma eso quedó sembrado después de lo que le dijo Chloe. Por eso llamó a su ex. 

[La serie de ciencia ficción del año está en Apple TV+ y puedes ver el primer episodio gratis en Twitter]

Y ya nos lo había advertido Sam Levinson en el vídeo detrás de cámaras detrás del primer episodio: "la primera escena de la serie te dice todo lo que debes saber sobre Jocelyn, puedes ver lo buena que es manipulando las emociones". También Xander, quien durante su tortura le dijo a Tedros que ella "lo controla todo a su alrededor, los controla a todos y ahora te está controlando a ti". Fue Jocelyn también quien le dijo a su madre que le obligara a firmar a su compañero en Nickelodeon un contrato por el que renunciaba a volver a cantar. 

Lo de la foto de Rob, (con la falsa acusación de violación que era casi lo único que faltaba para provocar), en cambio, no fue obra suya, sino de Tedros y su complejo de inferioridad, tal como confirma la mirada acusadora que le lanza cuando escucha la noticia. Aunque visto lo visto, Jocelyn también habría sido capaz de un plan así. Incluso, podría invitar a Rob anticipando a la reacción de Tedros, con lo que conseguiría vengarse de su exnovio sin ensuciarse las manos. 

El final de 'The Idol'

Indudablemente, solo por el hecho de ser una estrella infantil, Joss habrá sido víctima de algún tipo de abuso emocional por parte de su madre, pero en este caso concreto, lo del cepillo resultó ser otra de sus patrañas manipuladoras, un cuento que se inventó para manipular a Tedros y conseguir lo que quería de él, sea lo que fuere.

Lo mejor del final fue ver a Mauricio Jackson reducido a la nada y convertido en una parodia de la parodia que siempre fue. Y aunque habría sido más satisfactorio no volver a verlo tras el salto de seis semanas, ese momento en el escenario termina de definir el personaje de Jocelyn cumpliendo dos propósitos: mandar a Tedros al rincón que se merece y recordarle a su equipo quién manda: es ella quien controla al público

Jocelyn Tramell

En un principio, la serie parecía una sátira de la industria del entretenimiento de Hollywood, equiparando a la musical con la secta sexual de Tedros, sugiriendo que se aprovechan de y sexualizan por igual a jóvenes con talento, pero en última instancia el caballo de Troya fue la advertencia: "no te fíes de aquellos a quienes consideras tus ídolos".

Finalmente, Instinto Básico sí resultó ser una referencia directa y la Joselyn de esta historia es un homenaje (hasta en el vestido blanco) a Catherine Tramell: seductora, manipuladora, astuta, dispuesta a salirse siempre con la suya, un paso por delante de todos los demás, y en absoluto control de sí misma y su entorno. Porque cuando parece que es solo una víctima siempre guarda un picahielos bajo la manga.