Eduardo del Campo Ed. Gráfica: Lina Smith

Juan Carlos fue a Rusia a cazar un oso. Dio con Mitrofán y lo mató. Y, sin embargo, fue el omnívoro quien acabó devorando al rey de España en una suerte de maldición que ha perseguido al monarca. Han tenido que pasar 15 años desde ese octubre de 2006 para conocer lo que en realidad sucedió en aquel bosque umbroso situado a más de 600 kilómetros de Moscú.

Se sabía que la víctima propiciatoria fue atontada con un brebaje de vodka y miel –o eso, al menos, se dijo– para que al ávido cazador real no se le escapara la presa. También se conocieron otros detalles escabrosos que indicaban malas prácticas cinegéticas (¿sólo con la escopeta?). Nadie podía pensar en ese momento que aquella anécdota del oso era el primer síntoma conocido de algo que acabaría despellejando la historia y el reinado de Juan Carlos I. 

Sin duda, 2006 fue el año del oso en la vida de Juan Carlos. El principio de un final que aún no está amortajado. Sin embargo, lo que no se sabía hasta ahora es quién era la joven "princesa" sin identificar que la prensa rusa mencionó de pasada en aquellas fechas como acompañante del monarca. No era la princesa Letizia, la esposa del entonces heredero, como se especuló en Rusia erróneamente, provocando el desmentido de la Casa Real (que calló el resto de las circunstancias). Tampoco era su hija la infanta Elena, cazadora como él. ¿Quién era, pues?

Un oso disecado en el hotel Glujarini Dom, la Casa del Urogallo, donde se hospedaron el rey y su pareja secreta.

Corinna estaba allí

EL ESPAÑOL | Porfolio ha descubierto que esa "princesa" que estuvo al lado del rey en el viaje ruso del oso Mitrofán es en realidad su entonces desconocida amante, la danesa-alemana Corinna Larsen, que usaba el título de princesa Zu Sayn-Wittgenstein. El personaje fundamental en la caída de Juan Carlos I. La mujer que está unida al jefe del Estado en los negocios oscuros que han causado su abdicación, su exilio y las investigaciones por corrupción y evasión de impuestos que hoy pesan sobre él. Fue 2006 el año determinante en que Corinna apareció en escena, como en la cacería rusa; eso sí, sin que nadie reparara en ella todavía. Luego, con consecuencias letales. 

La investigación de EL ESPAÑOL | Porfolio sobre la maldición del oso Mitrofán, muerto por Juan Carlos I y devorador de un largo reinado, prueba con una imagen que Corinna también estaba allí. "El rey no voló solo, con él estaba su asistente, quien nos fue presentada como una princesa", dice a esta revista el anfitrión de aquel viaje real, el entonces gobernador de la región de Vólogda, Vyacheslav Pozgalev.

Corinna Larsen y Nicolás Franco posan junto al avión del rey en Cheropovéts (Rusia), en el viaje de caza de 2006. Archivo del gobernador de Vólogda Vyacheslav Pozgalev

"Y lo que nos sorprendió fue el sobrino de Franco, que también lo acompañaba junto a varios guardaespaldas", añade Pozgalev. Y comparte amablemente una foto hasta ahora inédita de su archivo personal en la que aparece Corinna Larsen con gafas de sol junto a Nicolás Franco Pasqual de Pobil, sobrino del dictador, posando sonrientes en la pista del aeropuerto de Cheropovéts en ese viaje de 2006. De fondo se ve a otros cuatro miembros del séquito y el avión de la Fuerza Aérea Española en el que se desplazaron con el rey. 

Glujarini Dom, la Casa del Urogallo en español, es el paraíso de cazadores como Juan Carlos. Aislado a 600 kilómetros de la capital de Rusia, en un paraje boscoso del Parque Nacional del Norte Ruso, este hotel de lujo sorprende al visitante al contar con un fantástico zoo taxidermista.

Pieles de osos pardos recubren sus salones. Un ejemplar disecado recibe a los clientes con una bandeja entre las garras. De la pared de madera surge otro mamífero enorme que nos amenaza con las zarpas y las fauces abiertas.

La cornucopia cinegética combina trofeos de la fauna rusa (osos, lobos, alces, jabalíes gigantes…) y de la africana (un leopardo, un mono, antílopes de mirada estupefacta). Todos, coleccionados por el fundador del lugar.

En otra imagen descubierta por EL ESPAÑOL | Porfolio, un dirigente ruso se inmortaliza junto a Juan Carlos I, ambos con chaqueta y corbata. Se trata de Pozgalev, gobernador de Vólogda de 1996 a 2011 y luego diputado nacional por el partido Rusia Unida del presidente Vladímir Putin. Así lo confirma luego él mismo al facilitar a través de una ayudante de su oficina esa misma imagen, que conserva como gran recuerdo de su encuentro con el entonces rey de España.

Al antiguo gobernador, cazador de osos también, lo vemos en otro retrato colgado en la pared del hotel, sonriendo en la nieve, con un lobo recién abatido a los hombros. Las fotos dan fe del paso por el hotel del monarca español y de la pasión que él y su anfitrión comparten por la caza mayor. Allí están expuestas como un reclamo pintoresco para cazadores de nivel y con posibles.

El rey Juan Carlos con el gobernador de Vólogda, Vyacheslav Pozgalev, en el hotel Casa del Urogallo, agosto de 2006. Archivo de gobernador de Vólogda Vyacheslav Pozgalev

Fotos del gobernador expuestas en la Casa del Urogallo; con el rey cuando estuvo allí, y en una cacería de lobos. E. E.

Dormir en la suite que ocupó el jefe del Estado resulta al cambio baratísimo: sólo 112 euros la noche. La habitación más económica, entre las diez de la mansión, vale 65, poco más que una habitación de un hostal de tres estrellas en el Camino de Santiago.

Amigo de Putin

La Casa del Urogallo organiza cacerías de osos en la finca Prokshino, de 366 kilómetros cuadrados (más del triple que los 101 kilómetros cuadrados del municipio de Barcelona). Hoy, una cacería de cinco días, con todo incluido, cuesta 2.036 euros, se consiga o no el trofeo del oso.

Calderilla para alguien como Juan Carlos, quien en 2004, en Polonia, pagó 7.000 euros por cazar un bisonte muy especial. Según otra noticia de la época, por aquellos meses participó en los Cárpatos de Rumanía en otra cacería en la que se mataron nueve osos, entre ellos una osa gestante. Un verdadero frenesí detrás de las piezas a abatir.

Salón del hotel en el Parque Nacional del Norte Ruso donde se alojaron Juan Carlos I y Corinna Larsen. E. E.

Una de las habitaciones como las que utilizaron Juan Carlos y Corinna en Rusia. E. E.

El objetivo de su visita privada a Rusia del fin de semana del 24 al 26 de agosto de 2006, a invitación del presidente Vladímir Putin, quedó perpetuado, el día 25, en el periódico oficialista Rossíiskaya Gazeta. Bajo el título "A la caza real", informaba: "El Rey de España eligió la mejor parcela del norte ruso" para cazar; "el programa incluye jabalí y oso".

En la mañana del viernes 24, Juan Carlos se reunió con el zar Putin en su residencia veraniega de Buchárov Ruchei, en Sochi, a orillas del mar Negro. Fue la sexta vez que se veían en persona, con una relación excelente.

En una anterior visita particular, en agosto de 2002, también por invitación de Putin, el rey se alojó en la residencia presidencial de Novo-Ogariovo, cerca de Moscú, y, como hacían en otros tiempos jerarcas soviéticos como Lenin, Jrushchov y Brézhnev, los dos se fueron a cazar al Parque Nacional de Zavídovo. Cuando dos años más tarde el presidente José Luis Rodríguez Zapatero visitó el Kremlin, Putin le contó que aquel día ni él ni el rey dispararon, porque se apiadaron de los animales. Algo increíble para dos profesionales como ellos de gatillo fácil.

El comunicado del Kremlin sobre el encuentro del 24 de agosto de 2006 decía que Juan Carlos I y Putin habían repasado las relaciones bilaterales y la situación internacional. Tras la reunión oficial de trámite, Juan Carlos voló al aeropuerto de Cheropovéts, en la región de Vólogda, el más cercano al pueblo de Kiríllov y al vecino hotel de cazadores Casa del Urogallo.

Juan Carlos y Putin, 24 de agosto de 2006, en Sochi antes de la cacería. Kremlin.ru

El sobrino de Franco

Lo recibió el gobernador de la región, Vyacheslav Pozgalev, miembro del partido Rusia Unida de Putin. En una entrevista del 30 de agosto en el Rossíiskaya Gazeta, el gobernador contó que el rey español viajó sin la reina Sofía (la consorte jamás participó en eventos que tuvieran como colofón una cacería) y especificó que acompañaban a Juan Carlos su ayuda de cámara, el secretario de prensa y amigos de la familia real, entre ellos "el sobrino de Franco".

El gobernador deslizó un dato más que con la perspectiva del tiempo cobra ahora relevancia. Destacó que en el séquito real figuraba "una de las princesas", sin dar más detalles. Esa mención desató en esos días la elucubración fallida de que sería "la princesa Letizia Ortiz", la mujer del entonces heredero y luego rey Felipe VI. La "princesa" podría ser la infanta Elena, que es cazadora, pero tampoco ella estaba allí.

Ahora EL ESPAÑOL | Porfolio demuestra, tras preguntar al exgobernador del lugar por la presencia y facilitar él la foto, que se trataba de Corinna zu Sayn-Wittgenstein, Corinna Larsen de soltera, que entonces utilizaba el título de princesa otorgado por el apellido de su anterior marido. Con ella, "presentada como una princesa" que era "su asistente", estaba, además, Nicolás Franco Pasqual de Pobil, de la edad del rey, con experiencia como cazador en Rusia, que fue presidente del Consejo Internacional de Caza (CIC) y consejero del monarca cuando era príncipe. El rey, su amada secreta y su amigo son cazadores acérrimos.

Corinna y el rey Juan Carlos, juntos en los Premios Laureus de 2006. E. E.

Corinna y el oso

En 2006, el año en que Juan Carlos mató un oso, empezó a hacer el oso exhibiendo a la que ha pasado a la historia judicial y del gossip como su gran amante oficial. Él tenía 68 años y ella 42. Se conocieron en febrero de 2004, en la finca La Garganta, de Ciudad Real, de 150 kilómetros cuadrados, explotada por el duque de Westminster.

En aquel tiempo, Corinna era la directora de la empresa Boss Sporting. Organizaba batidas para la jet set. Desde entonces, el rey la va convirtiendo en primera dama oficiosa y en su mano derecha para gestiones confidenciales y de cartera, sustituyendo en ese rol a su amigo Manuel Prado y Colón de Carvajal, administrador de los negocios ocultos del monarca, que en abril de 2004 había ingresado en prisión por apropiación indebida.

Corinna Larsen le organiza safaris a Juan Carlos y los disfruta con él, le acompaña en viajes y actos oficiales con empresarios por España y por el extranjero. De 2006, el año del oso Mitrofán y la cacería rusa, datan las fotos tan publicadas como escasas que se conocen del rey con su joven amante. Una de ellas en la que va a besarla en la mejilla durante la gala, el 22 de mayo de aquel año en Barcelona, por los premios de la Fundación Laureus, a la que acuden la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin.

Corinna junto a la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin y el rey Juan Carlos en los premios Laureus de 2006. E. E.

El rey Juan Carlos, en primer plano, junto a Corinna, en el aeropuerto de Stuttgart en 2006. E. E.

Otra foto, del 2 de febrero del mismo año, en la que se ve al rey y a Corinna, siguiéndole los pasos, en el aeropuerto alemán de Stuttgart. Ambos pisando una alfombra roja y con un avión de fondo. En una de estas escapadas, Juan Carlos intentó cerrar la operación de venta de Repsol a Lukoil, compañía rusa. Un negocio fallido en el que seguramente habría sacado tajada la conseguidora Corinna.

Como se sabe, la relación era tan seria que el jefe del Estado instaló a su amante en la casa La Angorrilla, en la finca real de El Pardo, cerca de su residencia de La Zarzuela. Es Corinna Larsen quien en este 2006 lleva a Juan Carlos a cazar elefantes africanos al campamento que Jeff Rann regenta en Botsuana.

Cuando en 2012 el rey se cae y se rompe la cadera en Botsuana, debido a lo cual se descubre públicamente el pastel de la alemana, la foto con la que se ilustra el escándalo es la del safari del 2006 antes referido.

Interior de la Casa del Urogallo, el hotel donde se alojaron Juan Carlos y Corinna. E. E.

Metiéndose en el pozo

En 2006, Mitrofán, en una especie de maldición anticipada, conduce Juan Carlos, una y otra vez, a decisiones equivocadas por las que ahora expía sus pecados en el desierto. El 8 de abril vuela a Arabia Saudí al frente de una delegación de grandes empresas españolas para encontrarse con su hermano, el rey Abdalá. Los dos promueven un Fondo Hispano-Saudí de Inversiones.

Corinna Larsen, cómo no, es una de las intermediarias. En estas gestiones con Arabia nace la relación amistosa y de negocios de Juan Carlos con el empresario mexicano-británico Allen Sanginés-Krause, exdelegado del banco de inversiones Goldman Sachs en Rusia y que reaparecerá años después, tras la abdicación del rey en 2014, como investigado por ser uno de sus testaferros.

Pero el acontecimiento decisivo de 2006 en la trayectoria real hacia la perdición es el inicio en Arabia Saudí del proyecto del AVE a La Meca. El consorcio hispano-saudí Al Shoula, con la mediación de Juan Carlos I, ganará en 2011 el concurso de la segunda fase, que se ha licitado en 2009. Son 6.736 millones de euros. El mayor contrato ganado por empresas españolas.

Juan Carlos I y el rey saudí Abdalá bin Abdulaziz en una imagen de archivo.

Entremedias, como se sabrá después, Juan Carlos I recibe el 8 de agosto de 2008 el "regalo" saudí de 100 millones de dólares (65 millones de euros), meollo de las investigaciones en curso sobre su patrimonio escondido en Suiza y otros paraísos fiscales.

Definitivamente, después de la investigación de EL ESPAÑOL | Porfolio relacionada con la muerte a tiros de Mitrofán, 15 años después del suceso, se podría concluir que 2006 fue el año en el que a Juan Carlos comenzaron a caérsele engarces de la corona con una sucesión de decisiones erróneas. Su primer año hacia la descoronación.

En aquel año, el yerno del rey y esposo de la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin, se encuentra en el apogeo de los negocios con el Instituto Nóos, por los que el matrimonio irá a juicio y él a la cárcel desde 2018 por corrupción. Urdangarin, con una casa en Pedralbes (Barcelona) que rozó en inversión más de 8 millones de euros, parece guiarse por la conducta que ve en su suegro.

La persecución y muerte de Mitrofán no habría trascendido públicamente de no haber sido por la denuncia de un valiente ciudadano ruso llamado Serguéi Valeriévich Stárostin que el 17 de octubre recogía el periódico local Gazeta 35, y que llegaría a España.

Un cazador de osos en la finca asociada al hotel donde estuvo el rey. Bookyourhunt.com

El denunciante ruso

Stárostin, expolicía, cazador, guardabosques y, sobre todo, subdirector del Departamento para la Protección y el Desarrollo de los Recursos de Caza del gobierno regional de Vólogda, aseguró en su carta pública al gobernador que en la cacería fue el rey español quien mató de un solo tiro a un oso cautivo de feria llamado Mitrofán, al que los organizadores rusos habían emborrachado con una mezcla de vodka y miel a fin de transportarlo desde su jaula en una granja de cazadores.

En descargo del monarca, precisaba que éste desconocía la treta, destinada a asegurarse que el amigo español del líder supremo Putin no se fuera con las manos vacías.

Se creó una comisión de investigación en Rusia pero el dueño del oso cambió de versión y dijo que lo había matado él

El denunciante aportó detalles: el oso, una especie de mascota de cuatro años de edad y 120 kilos de peso, vivía enjaulado desde su infancia en una jaula de la granja Omogaevskoe, en la aldea de Novlenskoye, a 80 kilómetros del hotel la Casa del Urogallo. Servía para entrenar con su olor corporal a perros destinados a la caza del oso salvaje. A veces lo llevaban a ferias de exhibición para el público familiar, como en una en Vólogda meses antes de su muerte.

En su denuncia, el vicejefe de caza de Vólogda acusaba al vicegobernador, Serguéi Grómov, y al jefe local de Agricultura, Andréi Filátov, de haber urdido la caza "inmoral" del oso cautivo y emborrachado para el rey, comprándolo por 20.000 rublos (235 euros) al dueño de la granja, dinero que nunca le abonaron.

Ante el impacto internacional de la denuncia, el gobernador anunció una comisión de investigación. Sorprendentemente, el dueño de oso cambió de versión y acabó afirmando que no sólo no vendió el oso para la cacería de Estado, sino que él mismo lo mató a tiros porque era muy "peligroso". A falta de pruebas gráficas y testigos que ratificaran la denuncia de Stárostin, la Fiscalía cerró el caso rápidamente.

El gobernador mantiene hoy la diplomática respuesta que ya daba hace 15 años cuando respondía a la prensa rusa que no iba a revelar si Juan Carlos I empuñó una escopeta. ¿El rey cazó al oso? "El rey no cazaba", responde Pozgalev. "Las historias de nuestros cazadores sobre la caza del oso le bastaban. Juan Carlos estaba más interesado en los lugares históricos de la región de Vólogda. En particular, visitó el Monasterio Kirillo-Belozersky y el Monasterio Ferapóntov, monumento de la UNESCO, y admiró la belleza de nuestra naturaleza, que realmente vale la pena", dice el ex alto mandatario.

En su encuentro, agrega el veterano político, "el rey Juan Carlos I de Borbón dijo que estaba encantado con Rusia, que le gustaba mucho nuestra naturaleza norteña y que estaba contento de visitar la región de Vólogda". El antiguo gobernador, que se declara amante de España (ha estado en Barcelona, Madrid, Gijón...) y de los españoles, "gente tan enérgica y alegre", anima desde este reportaje a visitar esta tierra llena de historia y naturaleza salvaje. 

Una fractura

La honra del rey no quedó a salvo con el archivo de la Fiscalía rusa. La historia de Juan Carlos y Mitrofán causó ya entonces una fractura en su prestigio público. Este episodio de descrédito, aprovechado por los críticos del rey y de la monarquía, se refleja en las piezas satíricas que publicó la prensa en Rusia o en España. Aunque no se recordará ya, dio lugar a reportajes y viñetas, cuyos posos de crítica brotaron en los recientes años con concreciones sobre la mala conducta –presunta aún– de Juan Carlos, quien por cada millón colocado en paraísos fiscales se daba un tiro en su honorabilidad, como ahora se ha visto. 

El funcionario ruso que denunció al rey acabó acosado y en la calle: repartía leche para ganarse la vida

Aquí, la broma les cuesta cara a los tres autores de una viñeta y un artículo que los periódicos vascos Gara y Deia publican el 27 de octubre en su suplemento de humor, que retratan al rey como un cazador beodo e irresponsable. El 17 de diciembre de 2008 los juzgan en la Audiencia Nacional. La Fiscalía los acusa de injuriar al jefe del Estado por llamarle borrachín y pide multas de 10.950 euros. Aunque salen absueltos, el caso muestra hasta dónde llegaba entonces en España la protección legal al rey, cuya persona, en virtud del artículo 56.3 de la Constitución, "es inviolable y no está sujeta a responsabilidad".

Cartel de un acto republicano en Asturias donde se ríen de Juan Carlos, Mitrofán y el elefante de Botsuana. E. E.

El dibujo del cartel anunciador de un acto republicano, en Asturias, en mayo de 2012, resume el ambiente popular que se instaló contra Juan Carlos I, con sus cacerías y sus caídas al lado de Corinna. Le dice el oso ruso al elefante de Botsuana: "¿Qué? ¿Una copa de BOURBON?". Y responde el elefante: "Quita, Mitrofán, que ya sabes que me sienta como un TIRU".

Culpable

Pero ¿qué pasó con el denunciante? A Serguéi Stárostin lo llevaron dos veces a juicio en 2007. Una primera por matar ilegalmente a otro oso y, la otra, acusado de hablar con los periodistas durante sus horas de trabajo, informó el sitio ruso Juan y Mitrofán. Lo echaron de su puesto de subdirector de Caza y tuvo que ganarse la vida repartiendo leche.

¿Y dónde fue a parar Mitrofán? Murió en la soledad en la que se había criado. En esto se parecía a su supuesto cazador. Juan Carlos ha reconocido a sus biógrafos que en su vida también se ha sentido siempre muy solo. Quizás ahora más que nunca en su exilio dorado en Abu Dabi, si recuerda el viaje que hace 15 años hizo en compañía de su amada al paraíso de la caza en el norte de Rusia.

Reproduzcamos para acabar lo que firmó en el libro de honor cuando, sin él saberlo, por un tiro cayó bajo la maldición de Mitrofán a la vera de Corinna: "Señor gobernador: gracias desde el fondo de mi corazón por la atención y la amable acogida que me han brindado a mí y a mis compañeros. Los días que pasamos en la región de Vólogda siempre estarán en mi memoria". Unos días felices y unos hechos caprichosos que jamás volverán a repetirse.

Exteriores del hotel donde se organizó la cacería denunciada. Glukharinyy Dom

2006-2021: La caída del rey desde el Año del Oso

  • 2007 / ARABIA. Visita de Estado a España del rey Abdalá de Arabia Saudí, que devuelve la que Juan Carlos I le hizo en 2006. El monarca español le otorga el collar de la insigne Orden del Toisón de Oro.
  • 2008 / COMISIÓN. El 8 de agosto, recibe 100 millones de dólares (64,8 millones de euros) como "regalo" del rey Abdalá. Hoy se investiga si fue una comisión por su mediación en el AVE del Desierto adjudicado a empresas españolas o un pago para mejorar la imagen del régimen saudí.
  • 2009 / RUPTURA. Le pide matrimonio a Corinna Larsen, pero ella, según su versión, corta la relación amorosa iniciada en 2004, al revelarle él que esos años ha estado también con otra mujer. Mantienen sin embargo un trato personal y profesional.
  • 2010 / SALUD. Le extirpan un tumor que él teme que sea un cáncer. Corinna acude a apoyarlo. El tumor es benigno. Poco después, de acuerdo con la versión de ella, el rey le habla de que quiere legarle parte de su fortuna.
  • 2011 / CORRUPCIÓN. Imputan a Iñaki Urdangarin. El caso Nóos pasa factura a la Corona: suspende en la encuesta del CIS por primera vez con un 4,89. El movimiento del 15-M sacude España y la Casa Real publica sus cuentas en respuesta a las demandas de transparencia y ejemplaridad. Poco tiempo después imputarán también a la infanta Cristina. 
  • 2012 / ELEFANTE. Con España al borde del rescate económico, se va de safari a Botsuana, se cae y se rompe la cadera. El accidente descubre quién es Corinna y desata una caza al rey. Una foto de 2006 con un elefante abatido ilustra el episodio. Al salir del hospital, pide perdón. En junio, transfiere a Larsen la donación árabe de 2008.
  • 2013 / OPERACIONES. Se esfuerza por redimirse con su actividad oficial, pero no le acompaña la salud: entre 2012 y 2013 sufre cinco intervenciones quirúrgicas. El monarca sopesa su abdicación, aunque tiene que dejarla para el año siguiente.
  • 2014 / ABDICACIÓN. En la Pascua militar, cumplidos 76, aparece cansado y pierde el hilo. En junio abdica en su hijo, Felipe VI. La Ley de abdicación lo reconoce como rey Emérito, pero levanta su inviolabilidad. Sigue activo y alterna viajes oficiales y otros privados, en vuelos que valen 200.000 euros, como toda su asignación pública anual.
  • 2015 / CINTAS. El comisario Villarejo se reúne con Corinna Larsen en Londres y graba en secreto la conversación.
  • 2018 / REVELACIÓN. EL ESPAÑOL y OK Diario publican las grabaciones a Larsen. Dice que el Emérito oculta dinero con los testaferros Arturo Fasana, Dante Canonica y Álvaro de Orleans-Borbón, y que cobró parte de cien millones de euros que las adjudicatarias del AVE pagaron de comisión. Un fiscal suizo investiga a los gestores señalados.
  • 2019 / RETIRADA. El rey Emérito se retira el 2 de junio de las actividades oficiales de la Casa Real.
  • 2020 / REPUDIO. Sale a la luz el dinero saudí que ocultaba en la cuenta suiza de Lucum, cuyos beneficiarios eran él y su hijo. Felipe VI sostiene que ignoraba esa fortuna y que en abril de 2019 renunció a heredarla. El 15 de marzo le retira a su padre su sueldo y este, en agosto, se va a Abu Dabi. Corinna lo denuncia en Londres por "acoso".
  • 2020 / PARAÍSO. Las investigaciones por posibles delitos económicos del rey, de 83 años, siguen en España y Suiza. En noviembre descubren que tiene en el paraíso fiscal de Jersey una cuenta con cinco millones de euros. La investigación recae en la Fiscalía del Tribunal Supremo, ante cuya Sala Segunda está aforado. Se le acumulan los frentes.
  • 2021 / HACIENDA. Paga 678.000 euros (diciembre 2020) y 4,4 millones (febrero 2021) para regularizar su situación. Busca evitar que lo procesen por las tarjetas black que le financiaba Allen Sanginés-Krause y los vuelos que le pagaba Orleans-Borbón a través de la fundación Zagatka. Se sospecha que eran sus testaferros.