Es posible que en los últimos años haya escuchado la palabra 'sionismo' más de una vez, y probablemente no en el mejor de los contextos.

En universidades, en redes sociales, en ciertos medios de comunicación y, especialmente, en los sectores más radicales de la izquierda y del mundo islámico, se ha intentado construir una imagen del sionismo como una fuerza oscura, malvada, opresora.

Se ha utilizado el término como un insulto, como una acusación, como una justificación para excluir a quienes lo defienden del ámbito académico, social y político.

Marco Rubio y Benjamin Netanyahu, en la visita del primero a Israel en febrero. Evelyn Hockstein Reuters

Pero, ¿qué significa realmente ser sionista?

El sionismo, en su definición más sencilla y esencial, es la creencia de que el pueblo judío tiene derecho a tener un Estado propio, al igual que cualquier otro pueblo en el mundo.

Nada más, y nada menos.

No es una ideología de supremacía ni de exclusión, no es una negación de los derechos de otros, no es un obstáculo para la existencia de un Estado palestino ni para la autodeterminación de otros pueblos.

Es, simplemente, la afirmación de que los judíos, como cualquier nación, tienen derecho a existir en su propio Estado.

Y aquí es donde usted entra en la ecuación.

Porque, si es una persona de bien, es casi seguro que no cree que Israel deba ser destruido. No cree que los judíos sean el único pueblo en el mundo sin derecho a un Estado propio. No cree que el Estado de Israel, que fue aprobado por la ONU junto con muchos otros Estados en la misma época, deba ser eliminado.

No cree que, de entre todos los países del mundo (Estados Unidos, España, Francia, Chile, Eslovaquia y tantos otros), Israel sea el único cuya existencia sea ilegítima.

Si piensa así, entonces, le tengo noticias: usted es sionista. Aunque no lo haya sabido hasta ahora.

¿Por qué, entonces, el sionismo ha sido convertido en una especie de villano global?

La respuesta es clara: porque los mayores exponentes del antisemitismo, aquellos que durante siglos han buscado una justificación para odiar y excluir a los judíos, han encontrado en el sionismo un nuevo disfraz para el viejo prejuicio.

"El problema surge cuando la crítica se convierte en negación del derecho de Israel a existir, cuando se le exige a este país lo que no se exige a ningún otro"

En la era moderna, es menos aceptable decir 'odio a los judíos', pero es socialmente más tolerable decir 'odio a los sionistas'.

Es un cambio de palabras, pero no de intenciones.

Esto no significa que todas las críticas a Israel sean antisemitas. Como cualquier país, Israel comete errores y tiene políticas que pueden ser debatidas y criticadas, igual que lo haríamos con Estados Unidos, España o Francia.

Pero el problema surge cuando la crítica se convierte en negación del derecho de Israel a existir, cuando se le exige a este país lo que no se exige a ningún otro, cuando se demoniza su misma esencia.

Si usted cree en la igualdad de derechos entre los pueblos, si cree que los judíos no deberían ser el único grupo privado de su derecho a un hogar nacional, si cree que el antisemitismo es una injusticia histórica que debe ser rechazada en todas sus formas, entonces, aunque nunca lo haya pensado de esta manera, aunque nadie se lo haya dicho antes… usted es sionista.

Y eso no es malo.

Es simplemente creer en la justicia.