He intentado hacerlo en otras ocasiones, desde la tribuna del Parlament, en intervenciones a pie de calle o en actos públicos. Pero hoy, querido conciudadano, quiero dirigirme a ti directamente, que seguramente estés dudando qué hacer el 14-F, como se duda en tantas cosas importantes y decisivas a lo largo de la vida.

Lo hago consciente de que no hay dos personas iguales y sin intención de que suscribas a pies juntillas mi forma de comprender el momento actual, pero convencido de que son muchas las cuestiones que nos unen.

En primer lugar, comparto contigo la admiración por nuestra tierra, Cataluña, cuya diversidad nadie ha tenido que explicarnos nunca, como nos sucede con toda España, porque no sólo la hemos vivido desde siempre, sino que con ella hemos crecido, aprendido y también nos hemos hecho más tolerantes, abiertos. Libres.

Admiro a Cataluña tal como es, con esos barrios donde vive gente venida de todas partes, y también con sus enclaves menos poblados. Como a ti, a mí nadie me sobra en Cataluña.

Sé, además, cuáles son tus valores porque yo mismo he intentado ser fiel a ellos desde que tuve oportunidad de votar: igualdad, solidaridad, derechos civiles. Estoy seguro de que la mayoría de constitucionalistas catalanes nos sentimos cómodos con esas ideas y yo no quiero que renuncies a ellas. Al contrario: quiero explicarte por qué desde hace tiempo, en nuestra tierra, los que dicen defenderlas han traicionado su palabra.

Probablemente lo sabes ya mejor que yo, porque no crees que proyectar a Otegi como "hombre de Estado", eliminar el español como lengua vehicular en la enseñanza o tener a un vicepresidente del Gobierno de España que compara a Puigdemont con los exiliados republicanos que con sufrimiento, dolor y miedo tuvieron que dejar su país sean acciones progresistas.

Es difícil defender ciertas cosas que está haciendo el Partido Socialista. Y todavía más difícil creerles: te acordarás de cómo Pedro Sánchez decía que no pactaría ni con Podemos, ni con ERC, ni con Bildu, y cómo el ministro de Sanidad no iba a ser candidato, y escuchas a Illa hablar de regeneración mientras Núria Marín (alcaldesa del PSC de L’Hospitalet imputada por malversación y prevaricación) sigue sin dimitir.



Seguro que todos hemos podido cometer errores, pero te puedo asegurar que en Ciudadanos nunca hemos renunciado a nuestros valores, mientras que el Partido Socialista, siempre que ha podido, ha entregado votos como el tuyo al separatismo. ¿Cómo se puede defender la igualdad y la solidaridad entre los ciudadanos si entregamos el poder al nacionalismo, que es, por definición, egoísta e identitario, y xenófobo en algunos casos?

En los últimos días, el PSOE ha apoyado en el Congreso de los Diputados una mesa de chantaje con ERC y somos muchos los que nos seguimos abochornando al ver estas cesiones. Sobre todo porque no tienen por qué hacerlo ni someter a sus propios votantes a constantes humillaciones como esta.

Desde Ciudadanos hemos intentado evitar esa tendencia natural por la que los dirigentes socialistas siempre acaban avergonzándose de los votos que obtienen, como el tuyo, para entregarlo a quienes más lejos están de ti y de mí. A quienes defienden el privilegio frente a la igualdad y la identidad sobre la ciudadanía.

Cuando el PSOE nos ha escuchado, hemos conseguido juntos aprobar los ERTE y las prestaciones extraordinarias de autónomos, y también evitado subidas de impuestos a familias humildes como la tuya.

Pero, cuando ha preferido a ERC o a Bildu hemos tenido la eliminación del español como lengua vehicular, negociación de los indultos o privilegios para los presos de ETA.

Estas dos opciones son las que van a decidir el futuro de Cataluña. Esta carta no pretende sacarte de dudas, sino hacer que elijas con convicción. Del resultado de Ciutadans depende que el PSC haga lo que tú crees que debería hacer. Porque, si les dan los números para reeditar un tripartito con ERC (que nos dejó una deuda inmensa, una sociedad más dividida y las políticas nacionalistas consolidadas), lo volverán a hacer.

Que el procés se alargue con otro tripartito sólo puede evitarlo la concentración del voto en Ciutadans. Créeme, no pido tu confianza para fastidiar al resto de partidos constitucionalistas, sino porque sé que esta vez estamos muy cerca de poder cambiar de verdad el rumbo de Cataluña sumando un escaño más que los separatistas el 14-F.

Y, cuando eso ocurra, no quiero que tengamos que volver a constatar cómo el PSC tiene la oportunidad de volver a darle a ERC las llaves de nuestra tierra, dando oxígeno a un proyecto lesivo como el procés, que estoy convencido volverá a ser minoritario en las urnas.

Yo sí te digo lo que voy a hacer con tu voto: si sumamos un escaño más que el separatismo, que lo sumaremos, vamos a poner fin al procés, a devolverte la convivencia y las oportunidades perdidas. Queremos volver a ser la locomotora de España en Europa.

Desde que comenzó el procés, el gasto social en Cataluña se ha reducido un 8,8%, mientras crecía un 14,8% de media en España. Tenemos mucho que reconstruir y tú te mereces un gobierno que se comprometa contigo, que si tiene que amnistiar a alguien, sea a los catalanes honrados y cumplidores como tú, y no a los políticos condenados por haber dinamitado nuestras instituciones mientras se llevaban por delante nuestros derechos, oportunidades y amistades.

Sé que todos tendremos que ser generosos, que nadie va a hacerse con una mayoría absoluta y que tendremos que pactar. Pero yo quiero que nos pongamos de acuerdo para abrir un nuevo capítulo de convivencia, no para revivir los peores: recuerda cómo empezó el procés. Cómo acaba, ya lo sabes.

Si dudas, querido conciudadano, no lo haces porque sí. Tú no eres una persona con prejuicios, eres una persona libre. La prueba es que has leído mi carta hasta el final. Te lo agradezco.

Por mi parte, despedirme diciéndote que el motivo por el que te escribo no es otro que el mismo por el que hace 15 años, cuando yo también dudaba, me lie la manta a la cabeza para montar un partido. Porque quiero una Cataluña en la que todos podamos vivir y trabajar en libertad, sin importar la lengua que hablemos, de dónde vengamos o con quién nos metemos en la cama. No sé si hay algo que valga más la pena en esta vida.

*** Carlos Carrizosa es candidato a la presidencia de la Generalidad por Ciudadanos.