“Querida Julieta:

Si nos hubieran dicho que estaríamos un año sin vernos, no me lo habría creído. Todavía me niego a asumir que no vayamos a pasar juntos estas Navidades. Pero a estas alturas ya he perdido la fe en que alguien nos dé una solución. Creo que, simplemente, no les importamos.

Aún recuerdo el último día que nos vimos. Fue en el aeropuerto, en febrero. Habías terminado los exámenes y volvías a Estados Unidos para pasar unas semanas con tu familia. Luego ibas a regresar a Madrid para que celebráramos juntos tu cumpleaños. Entonces llegó el coronavirus, y dejó nuestra vida en suspenso.

Cuando anunciaron que se cerraban las fronteras de la UE y nos confinaban, nos lo tomamos con filosofía. A fin de cuentas, sólo iban a ser unas pocas semanas. Y, sabiendo el sacrificio que tanta gente estaba haciendo en esos días, no nos importó esperar. Al final acabamos celebrando tu cumpleaños por Zoom, y las buenas noches nos las seguimos dando por WhatsApp. Las parejas internacionales ya estamos acostumbradas a eso.

Así pasamos marzo, abril, mayo... Yo intentaba que no se me notara, pero lo cierto es que cada día se me hacía más difícil soportar la incertidumbre. ¿Cuándo se abrirán de nuevo las fronteras? Decían que en verano se podría viajar otra vez, pero ¿iban a dejarte venir a Europa? ¿o a mí a Estados Unidos? Nadie nos daba una respuesta clara, y creo que en esos meses pasé más horas en la web del Ministerio de Exteriores que en Instagram.

Finalmente pareció que la situación mejoraba. Los gobiernos comenzaron a levantar las restricciones. Pero no para nosotros. Las fronteras exteriores de la UE siguieron cerradas. Nos dijeron que, si no estábamos casados, nuestra relación “no era esencial”. Como si no tuviéramos derecho a quejarnos. Como si el amor entre extranjeros fuera un capricho.

Pronto descubrimos en las redes sociales que no éramos los únicos. Contactamos con otras parejas separadas por las restricciones de viaje ¡algunas hasta con hijos en común! y nos fuimos organizando. Creamos el hashtag #LoveIsNotTourism, hablamos con periodistas y empezamos a presionar para que nos dieran soluciones.

La Comisión Europea nos escuchó, y en julio pidió a los Estados que permitieran la reunificación de parejas como la nuestra. ¡Por fin alguien se acordaba de nosotros! Dinamarca fue la primera, y pronto se sumaron Finlandia, Austria, Alemania, Francia...

Miles de parejas binacionales llevan meses separadas por la dejadez de nuestro Gobierno

No nos sorprendió que el Gobierno de España tardara dos meses en anunciar sus medidas. Lo que no podíamos sospechar es que fueran a ser tan cutres, o tan crueles.

Cuando lo vi no me lo podría creer. La “web informativa” era solo una infografía. Y los requisitos que teníamos que reunir las parejas... no sé ni por dónde empezar. Todos los países exigen que se acredite la relación, pero ¿quién le pide un contrato de alquiler o una factura en común a una pareja a distancia? ¿O un acta notarial? Es de locos.

La gestión fue aún peor. Contactar con el consulado no fue fácil, y cuando lo hice me di cuenta de que sabían tan poco como nosotros. Tampoco importó mucho. Como ya nos advirtieron, incluso si cumplíamos los requisitos y obteníamos un certificado oficial, la última palabra la seguían teniendo los agentes de fronteras, que tampoco tenían instrucciones claras. En esas condiciones ¿cómo nos íbamos a arriesgar a comprar los billetes? ¿Para que, tras nueve horas de vuelo y muchos euros invertidos, te devolvieran en el aeropuerto?

No lo entiendo, Julieta. Ya no estamos en marzo, han tenido meses para pensar en algo. ¿De verdad un gobierno con 800 asesores no es capaz de encontrar soluciones? ¿No podrían pedirte una prueba PCR antes de subir al avión? ¿O una cuarentena al llegar? Y si hace falta nos quedamos una semana encerrados en casa, que ideas para pasar el rato no nos van a faltar.

Solo pedimos volver a estar juntos. Aunque sea en Navidad. Pero creo que este Gobierno no lo entiende. No comprende que uno no elige de quién se enamora. O no les importa.

Yo lo único que deseo a estas alturas es que no nos lo pongan tan difícil.

Echándote mucho de menos, te quiere

Romeo”.

Lo único ficticio de esta carta son los nombres propios, se lo aseguro. Estoy al tanto del drama que narra. Es real. Conozco bien este caso, y muchos otros de los que he tenido noticia en los últimos meses. Como estos Romeo y Julieta, miles de parejas binacionales llevan meses separadas por la dejadez de nuestro Gobierno, que se niega a hacerles un poco menos penosas las terribles dificultades añadidas del año que estamos pasando.



Si se tiene la voluntad y el interés, existen formas viables de permitir que estas parejas puedan reunirse sin comprometer la salud pública. Debemos ofrecerles certezas legales, y vías seguras para reencontrarse. Si otros países europeos han podido, España tiene que poder.

El amor no es turismo. Que le abran las fronteras. Que os abran las fronteras.

*** José Ramón Bauzá es eurodiputado y miembro del Comité Ejecutivo Nacional de Ciudadanos.