La revista colombiana Semana, una de las más prestigiosas, ha revelado que Baltasar Garzón se llevará para casa cuatro millones de dólares (3,4 millones de euros) por defender a Álex Saab, el presunto testaferro de Nicolás Maduro, preso en Cabo Verde. ¿Quién paga? El régimen venezolano. Sí, el mismo que responsabiliza a las sanciones internacionales por la brutal crisis humanitaria en su país. Para comida o medicinas no hay dinero, pero para facturas de abogados sí.

Pero es que, según Semana, el desembolso no se queda en la tarifa del ex juez español Garzón. El presupuesto de Maduro para liberar a su socio es de un total de 60 millones de dólares (50,9 millones de euros). Esta bicoca es récord mundial de honorarios legales, sólo a la par de lo que pagó la petrolera rusa Yukos para ganarle un juicio al gobierno de Putin. ¿Qué sabe Saab para que el chavismo esté tan desesperado?

Saab es el hombre que sabe dónde está escondido cada centavo del régimen, sobre todo aquellos que han ido a parar a Maduro. Este ciudadano colombiano, nacionalizado venezolano entre gallos y medianoche, es el gran operador financiero del chavismo. Es el que no teme meterse en cuanta alcantarilla del planeta haya con tal de burlar las sanciones de Estados Unidos y de la Unión Europea.

Para liberarlo, Garzón, cuyo indiscutible legado se ha afeado con sus últimas andanzas, deberá lidiar con Estados Unidos. De hecho, la única explicación lógica, sin entrar en el terreno monetario, para que el prestigioso abogado tome este caso, es su particular encono con Washington.

La Justicia estadounidense activó la alerta internacional en Interpol contra Saab cuando el testaferro iba rumbo a Irán. Ejecutaba una de sus oscuras operaciones. Sabiendo que el avión tendría que hacer parada técnica en Cabo Verde para repostar combustible, las autoridades americanas no perdieron un segundo. Ahora, todo indica que el colombiano irá a parar en una celda en Miami o Nueva York. La macro corrupción del agente colombo-venezolano ha sido denunciada, y probada, en varias ocasiones. Entonces, ¿por qué Garzón toma un caso indefendible éticamente?

Saab no es Assange. Maduro es tan criminal como Pinochet. La opresión en Venezuela es como la de la Argentina de Videla

Gane o pierda, Garzón igual cobrará, por supuesto. Según Semana, ya cobró 65.000 dólares (55.000 euros), la cifra base que factura sólo por oír una propuesta de caso, lo tome o lo deje. Ese dinero viene de un régimen cuya criminalidad es conocida mundialmente.

¿Qué pasó con aquel paladín de la Justicia? Tomó el mismo derrotero que buena parte de la izquierda democrática, cada vez más cercana a los movimientos reaccionarios que a los institucionales. Viven en un mundo binario.

En España, los millones que cobrará el otrora honorable juez por defender a un criminal como Saab han pasado por debajo de la mesa, pero este animal es del mismo pelaje que el financiamiento a Podemos por parte del chavismo o de la teocracia iraní. También es de la misma liga que las andanzas de Zapatero en Venezuela y en el resto de Latinoamérica. ¿Por qué callar ante los atropellos de quienes han causado la segunda mayor crisis migratoria del mundo actualmente?

Esto no debe pasar por alto. Saab no es Assange. Maduro es, al menos, tan criminal como Pinochet. Las torturas en la mazmorra caraqueña La Tumba son, al menos, tan crueles como las de Guantánamo. La opresión actual en Venezuela es, al menos, tanta como en la Argentina de Videla. La corrupción en la trama Gürtel es juego de niños al lado de lo dilapidado por el régimen que administró la mayor riqueza petrolera de la historia. Vienen al caso las comparaciones porque son todos casos en los que Garzón forjó su prestigio.

No se trata de izquierdas o derechas, de imperialismo o antiimperialismo. Se trata de democracia o tiranía. ¿De qué lado estamos, Garzón?

*** Francisco Poleo es un analista especializado en Iberoamérica y Estados Unidos.