La estrecha relación que ha habido y hay entre Cataluña y Andalucía no la vamos a descubrir ahora. Ambas comunidades históricas son parte esencial de la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, tal como consagra el artículo 2 de nuestra Constitución.

Su relación es tan estrecha que forma parte de nuestra memoria colectiva debido a la migración de andaluces a Cataluña, cargada de experiencias vitales, personales y familiares, así como por las relaciones socioeconómicas que se desarrollan entre los dos territorios.

Cerca de un millón de andaluces emigraron a Cataluña en los años sesenta. Durante todas estas décadas no solamente están los que tuvieron que emigrar, sino los hijos de andaluces nacidos ya en Cataluña. No me equivocaría si digo que el número de ciudadanos en Cataluña con raíz andaluza supera con creces el millón de personas.

No debemos pasar por alto que la mitad de los andaluces que emigraron en busca de un futuro mejor, en esa década, lo hizo a Cataluña y por eso se llegó a conocer, con cariño, como "la novena provincia andaluza".

Creo que prácticamente todos los andaluces tenemos algún familiar que vive en Cataluña. Y de entre los andaluces, quizás los que más, los almerienses. No en vano fueron estos, allá por los años 20, los primeros en emigrar debido a la crisis de la minería y de la uva de mesa. Su destino fue mayoritariamente a Cataluña. Y es que Andalucía y Cataluña no solamente están unidas por esa memoria común, sino también por el presente. Y estoy convencida que también en el futuro.

El número de ciudadanos en Cataluña con raíz andaluza supera con creces el millón de personas

En el presente, porque nos unen vínculos socioeconómicos, forjando unas fructíferas relaciones para ambos territorios que no podemos ignorar. Entre esos vínculos, las exportaciones de productos de ambos territorios o el turismo nacional.

Desde esa unión entre ambas comunidades, no podemos ser ajenos a la deriva nacionalista que está tomando una parte de Cataluña y que sin duda alguna incide en la vida política, económica y social, no solamente de ambas comunidades, sino de todo nuestro país, España. Tenemos un compromiso fuerte con esa comunidad, lazos que nos unen. Por ello, y por los catalanes que quieren seguir siendo españoles, no podemos permitir que unos cuantos piensen y actúen por todos.

Nuestra historia, nuestras leyes, nuestra Constitución nos dan la razón y nadie está por encima de la ley, por mucho que algunos quieran imponer su identidad a todos los que no piensan como ellos.

Me niego a asumir que el independentismo prive a Andalucía y a todo este país de una tierra histórica, forjada desde el trabajo y el ingenio de sus ciudadanos. Una comunidad esencial para España, y que ha alcanzado sus mayores cotas de desarrollo y progreso dentro de la Constitución y sobre los valores de respeto, libertad e igualdad. Amparada siempre en la democracia y en el pluralismo.



*** Marta Bosquet Aznar es presidenta del Parlamento de Andalucía.