1. La Sexta en vilo a la espera de la utilización que harán separatistas, populistas y C. Tangana de la sentencia del caso Nóos

2. Pujol libre y Urdangarin a punto de entrar en la cárcel. ¿Pero esto no era Turquía? A ver si va a resultar que los intocables no eran los miembros de la monarquía española sino los de la monarquía nacionalista.

3. ¿Tendrá el caso Nóos las mismas consecuencias para la monarquía que tuvo la sentencia del caso Gürtel para el PP? Es improbable, pero habría que pedirle a Rafael Hernando que se abstenga de ayudar

4. En la Turquía europea, como dice Froilán I de España, el partido en el Gobierno es desalojado por una moción de censura y un miembro de la monarquía es condenado a penas de prisión por los tribunales. Separación de poderes, lo que se dice separación de poderes, debe ser eso que tenían preparado los nacionalistas catalanes y que consistía en que fuera el presidente del Gobierno el encargado de nombrar a unos jueces que, por otro lado, no podrían juzgarle a él. Eso sí es democracia de la buena al más puro estilo Tercer Reich. 

5. El año pasado, buena parte de la izquierda mediática especuló con la posibilidad de que se intentara tapar la sentencia de la Audiencia Palma con alguna noticia sobre Venezuela. A la hora de la verdad, las televisiones y los periódicos españoles no escatimaron una sola línea sobre los mil folios de la sentencia. No crean que eso les convenció para no seguir haciendo el ridículo durante los meses posteriores

6. El premio al paranoico de este año ha sido sin embargo para los nacionalistas catalanes, que han ido diciendo por ahí a quien los quisiera escuchar –cada vez menos incautos, por suerte– que los registros llevados a cabo este martes por la Policía Nacional en el Departamento de Economía y el CTTI tenían como objetivo desviar la atención del caso Nóos. Atentos a las respuestas a este preclaro tuit. 

7. Como ven, la ignorancia ni se crea ni se destruye: sólo se muda desde el cerebro de los populistas de izquierdas hasta el de la ultraderecha catalana y desde ahí de vuelta al primero

8. El juez de instrucción Castro, ya jubilado, ha dicho, con la volcánica prudencia y exhibicionista modestia que le caracterizan, que el Rey emérito debería haber declarado "como imputado y no como testigo"

9. También ha dicho que la infanta Cristina se ha visto beneficiada de un trato de favor que él achaca "al sistema, no a los tribunales". Esto del "sistema" –metáfora, entiendo, de "el fiscal Horrach"– sirve tanto para un roto como para un descosido. Pero hasta ahora parecía un argumento propio de adolescentes sin demasiadas luces. Ahora, por lo visto, lo es también de jueces.

10. La persona más contenta de España en estos momentos es Ana Martínez Aguirre, la autora del libro Pedro Horrach, el fiscal que puso en jaque a la corrupción. El libro se acaba de publicar y ya debe de andar por la octava edición en veinticuatro horas

11. Teniendo en cuenta que la Justicia no ha secuestrado Pedro Horrach, el fiscal que puso en jaque a la corrupción como sí ha hecho con Fariña, de Nacho Carretero, queda claro que existe una segunda institución española, aparte del nacionalismo, tan o más intocable que la monarquía: el narcotráfico gallego.

12. Compruebo con moderada satisfacción que clavé 20 de las 25 afirmaciones de este artículo. Me arrepiento de haber escrito las cinco restantes. Y me reafirmo en mi condición de antimonárquico profunda e irreductiblemente felipista

13. Las declaraciones del fiscal del caso Nóos Pedro Horrach ("la monarquía es una institución anacrónica y obsoleta") no transmiten demasiada confianza acerca de su labor en este caso. Pero no por defecto, que es lo que al parecer le preocupa, sino por exceso. ¡Y eso que se le llegó a acusar de trabajar como abogado defensor de la infanta!

14. ¿Imaginan ustedes a un fiscal que, yendo dos o tres pueblos más allá de lo que le exige el estricto ejercicio de su cargo, concediera, tras instruir el caso de corrupción de un político del PNV, una entrevista en la que calificara al nacionalismo vasco de "ideología medieval, intrínsecamente carlista e indudablemente racista"

15. Que tuviera razón no quitaría para que, al menos estéticamente, la cosa fuera muy poco presentable. Hasta yo entendería en ese caso las quejas de los abogados defensores de los imputados

16. Y por cierto. Un fiscal tan visiblemente preocupado por lo que puedan pensar de él los medios de comunicación ("me dolió escuchar que yo era una pieza utilizada en una confabulación para salvar a la infanta") no está capacitado para ejercer su cargo con la objetividad que este requiere. Lo último que necesita este país son funcionarios sensibles a las opiniones de la turba

17. Entre otras cosas, porque un fiscal sensible a los insultos lo es también a los halagos. Y el arma más poderosa de un periodista no es su teclado sino sus arrumacos. Háganme caso: sé de lo que hablo. 

18. Una obviedad. Sin la existencia de esa red de taifas medievales en manos de esperpénticos caciques regionales, es decir del Estado de las autonomías, la corrupción del caso Nóos no habría tenido jamás lugar. 

19. El caso Nóos no es, en fin, tanto un argumento en contra de la monarquía sino a favor de la recentralización de la mayoría de las competencias transferidas hoy a las autonomías

20. La infanta debe renunciar de inmediato a sus derechos dinásticos. Punto.

21. El equilibrio entre el derecho a la información y el derecho a la presunción de inocencia son, definitivamente, incompatibles. Lo contrario de la pena de telediario no es la responsabilidad de los medios de comunicación –¡y de sus lectores!- sino la censura

22. ¿Qué habrá sido de Virginia López Negrete, aquella abogada de la acusación popular que se obsesionó con enviar al banquillo a la infanta Cristina

23. La dificultad que muestran tantos españoles, incluso muchos de los que escriben en los periódicos, a la hora de diferenciar las valoraciones éticas o políticas sobre un hecho X de la calificación jurídica de ese hecho X son impropias de una democracia avanzada con un sistema educativo público universal. 

24. Estos dos tuits de Diego de Schouwer. 

25. Y, sobre todo, este de Pablo Haro