Como portavoz adjunto del Grupo Popular en la Asamblea de Madrid, escucho permanentemente las lecciones de la oposición sobre regeneración política en la Comunidad de Madrid, así como las constantes denuncias del portavoz de Ciudadanos, Ignacio Aguado, acerca de los supuestos incumplimientos del acuerdo de investidura que firmó con Cristina Cifuentes.

El portavoz de Ciudadanos viene denunciando que el PP frena las iniciativas y que el PP sólo ha cumplido dos de los diez puntos que en materia de regeneración democrática contenía dicho acuerdo. Hay que decirlo claro: Aguado miente y lo sabe.

Cumplir un acuerdo depende de todas las partes y, con un Grupo Popular de Madrid en minoría, no se nos puede pedir que aprobemos lo que solos no podemos, pero sí exigir que presentemos o apoyemos propuestas en el sentido de esos puntos. Por eso mismo, el Gobierno de Cifuentes presentó dos proyectos de ley mucho más ambiciosos que los parches que pretende Ciudadanos y que abarcan la mayoría de los puntos del acuerdo. La realidad, hoy, es que Cifuentes ha cumplido ocho de los diez puntos y reto a cualquiera a demostrar, punto por punto, lo contrario.

La propuesta de regeneración apoyada por el PP en Madrid es más rigurosa que la chapuza de Cs

Pero por centrarnos en las “cuatro reformas clave para emprender la regeneración democrática” que Ciudadanos ha presentado en la Asamblea de Madrid hay que recordar que: la limitación de mandatos está contemplada en uno de esos proyectos que la oposición tiene bloqueados en la Asamblea. Pero no hay mejor muestra de nuestra voluntad, que apoyar una enmienda de otro grupo y que no cambia el objetivo por una sencilla razón: es más riguroso y no la chapuza legislativa que pretendía

Ciudadanos. Lo mismo podemos decir sobre protección de los funcionarios que denuncien la corrupción. Por lo tanto, cuando Ciudadanos dice que el PP ha votado en contra, mienten y lo saben.

La incompatibilidad de los cargos de alcalde y diputado autonómico es otra de las iniciativas que, al margen de estar contemplada en el Proyecto presentado por Cifuentes, en opinión no sólo del PP, debe abordarse dentro de una reforma de nuestro sistema electoral. Pero a Aguado sólo le interesaba la foto y la medalla.

Y si hablamos de la reforma de la Cámara de Cuentas, basta decir que en este mes de febrero, la Asamblea, por mayoría, aprobó iniciar dicha tramitación pero con un texto alternativo al de Ciudadanos. En resumen, Ciudadanos, de manera infantil, se queja porque estamos todos de acuerdo en abordar dicha reforma, pero no con su texto sino con otro.

Cs presenta bodrios legislativos en la Asamblea de Madrid, lo que habla de su falta de seriedad

Por lo tanto, se miente cuando se afirma que el PP esté frenando o en contra de abordar estas reformas. Cuando hablamos de mejoras de nuestra calidad democrática hay dos premisas que seguro todos compartimos: en primer lugar hay que hacerlo bien, pensando las reformas, sus consecuencias, y en que leyes modificar, y la segunda, cuando hablamos especialmente de “reglas de juego”, hay que hacerlo con el máximo consenso. Que Ciudadanos prefiera parchear o presentar bodrios legislativos habla de su falta de seriedad y rigor, que pretenda sacarlas adelante con una simple mayoría dice poco de su talante democrático y su altura de miras.

Decía Aguado recientemente que le preocupaba la ciénaga de la Comunidad de Madrid. Cada vez es más evidente que lo que le preocupa es que la ciénaga desparezca. Porque si realmente tiene voluntad de regeneración democrática, trabajaría por acometer las reformas con independencia de quien las presente. Pero Ciudadanos sabe que su único discurso –hablar de supuestos casos de corrupción de hace diez o quince años se acabaría si la Asamblea abordara estas reformas. Aguado sabe que mientras no reformemos el Estatuto, la Ley Electoral o la Ley de Altos Cargos del Gobierno, él y su partido podrán seguir chapoteando en el fango del pasado.

Quizá las dudas internas (aunque cada vez menos internas), acerca del candidato de Ciudadanos en Madrid, está obligando a su Portavoz a radicalizar sus posturas y extremar sus ataques contra quien hoy, no sólo tiene la confianza de sus votantes, Cristina Cifuentes, sino el respaldo y el respeto de muchos de los que votaron al señor  Aguado. Tiene lógica como estrategia, aunque es bastante triste y pobre como proyecto político.

***Alfonso Serrano Sánchez-Capuchino es portavoz adjunto del Grupo Popular en la Asamblea de Madrid.