En el modelo organizativo que defiende Pablo Iglesias para Podemos se contempla que las grandes decisiones estratégicas las tomen las bases de inscritos y afiliados al partido, y quiere rebajar a los 14 años la edad para poder inscribirse con pleno derecho en la organización, es decir, formar parte de la Asamblea Ciudadana. Este órgano determina la estrategia y la línea del partido, aprueba o rechaza cualquier tipo de pacto o alianza preelectoral o de gobierno y, lo que es más importante, elige o revoca al secretario general, al Consejo Ciudadano (el órgano ejecutivo entre asambleas) o a cualquiera de sus miembros, así como a la Comisión de Garantías.

Curiosamente, el documento organizativo elaborado por Pablo Iglesias con el título Mandar obedeciendo, no entra a diferenciar, de manera deliberada, entre la figura de los militantes y la de los inscritos, tal vez porque la legislación vigente española sólo permite la afiliación política a partir de los 18 años, mientras que los menores sólo pueden hacerlo en una organización juvenil, cuyo poder de decisión queda limitado a las cuestiones generales.

El objetivo de rebajar la edad de afiliación es presentarse como un partido que defiende la participación política 

El objetivo de Iglesias es alcanzar en 2020 los 100.000 militantes y el millón de inscritos. No deja de ser extrano, pues los partidos políticos modernos no apuestan, en casi ningún caso, por incrementar el número de militantes, tan es así que ya no se prodigan en campañas de afiliación. La razón es clara, la militancia ya no juega un papel relevante en la financiación y la difusión del ideario político de los partidos, incluso se vuelven molestos para unos dirigentes reacios en general a ceder espacios en la toma de decisiones de la organización.

Enfrente, Iñigo Errejón es partidario de mantener los actuales Estatutos del partido tal y como están en lo concerniente a la edad para poder inscribirse y participar en la organización: los 16 años. No obstante, es cierto que en el documento organizativo aprobado en su primera Asamblea Ciudadana estatal, Podemos ya hacía mención a la posibilidad de que los niños de 14 años pudieran inscribirse y participar. El objetivo no era otro que presentarse como un partido que, a diferencia de las viejas formaciones, promueve y defiende la participación política y la democracia.

Los inscritos adquieren todos los derechos de participación de forma inmediata y no pagan cuota económica

Es necesario preguntarse por qué Pablo Iglesias ha querido presentar ahora esta propuesta, cuando nadie cuestionaba la redacción de los estatutos en este punto. La razón puede obedecer precisamente al debate interno que se ha abierto en Podemos y que ha encontrado su máxima expresión en el enfrentamiento entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Téngase en cuenta a este respecto dos datos significativos: por una parte, los inscritos adquieren todos los derechos de participación de forma inmediata, y por otra, no deben pagar cuota económica alguna.

De puertas afuera, Iglesias no sólo facilita la participación de los jóvenes -que normalmente disponen de escasos recursos para poder abonar la cuota de un partido-, sino que consigue atraer para sí una futura base electoral en un sector de la población que, habitualmente, manifiesta escaso interés por los asuntos relacionados con la política, y que si lo hace, muestra una mayor inclinación hacia Podemos.

Pablo Iglesias entiende que con la integración de estos jóvenes tendría garantizado su hiperliderazgo

De puertas adentro, Iglesias entiende que con la integración de estos jóvenes tendría garantizado su hiperliderazgo, pues al invocar la voluntad de los inscritos lograría evitar la oposición que pudiera encontrar en el Consejo Ciudadano. Téngase en cuenta que el líder de Podemos siempre ha utilizado los referendos para sacar adelante decisiones controvertidas, y parece haber encontrado una mayor respaldo a sus postulados entre los más jóvenes.

Mientras tanto, Errejón y los anticapitalistas, conocedores de la jugada, no se niegan a que se reduzca la edad de inscripción, pero sí quieren que se cambien las reglas de juego para convocar las consultas ciudadanas. Hasta el momento dicha potestad recae exclusivamente en el secretario general, y lo que van a defender en Vistalegre II es que tal capacidad corresponda a un órgano colegiado, el Consejo Ciudadano. También pretenden evitar que en el Consejo Ciudadano voten los inscritos en democracia directa, impidiendo así que este tipo de consultas se conviertan en un verdadero plebiscito sobre personas, como ha sucedido hasta el momento.

Rebajar el derecho a votar a esas edades es impensable no sólo en España, sino en cualquier otro país de nuestro entorno

No cabe duda, por tanto, de que la medida de otorgar poder de participación a los inscritos de 14 años responde a la lógica que viene empleando Iglesias desde que se hizo patente el enfrentamiento con su número dos. La desconcentración de poder que propone puede dificultar la capacidad de decisión de los órganos de dirección, circunstancia que vendría a favorecer su liderazgo.

Queda claro así que a Iglesias no le importa hacer lo que sea necesario para lograr sus objetivos, aun cuando ello suponga rebajar el derecho a votar en Podemos a edades que son impensables no sólo en otras formaciones políticas españolas, sino de cualquier otro país de nuestro entorno.

*** Gema Sánchez Medero es profesora de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Complutense de Madrid.