El gran responsable de lo que pueda suceder en Murcia y Madrid es Ciudadanos. Que su error de cálculo es un hecho no se discute, más aún conforme se va comprobando el escenario que queda después de la tormenta. Pero en las últimas horas hemos asistido a una respuesta exagerada del PP con su opa hostil a la formación liberal.

Todo indica que Fran Hervías, el último hombre de confianza de Albert Rivera y ex secretario de Organización de Cs, ha sido el artífice de la contramoción en Murcia. Los mensajes que ha publicado EL ESPAÑOL demuestran que "ha vendido" a Génova la estructura regional de su antiguo partido. A cambio, obtiene un puesto en el departamento de Organización de los populares. “Hablad con Fran” es la frase que lo señala como autor intelectual del acuerdo para superar la moción de censura y que revela todo lo torticero de este episodio.

Con su fichero

A Hervías lo han fichado con todo su fichero, si se permite el juego de palabras. Hervías podría haber acometido un gesto de dignidad, como Rivera tras la debacle electoral, y abandonar la política. En su lugar, prefirió quedarse al calor del partido con sus emolumentos como senador, lo que evidencia su concepción general de la actividad política. Y ayuda a entender en esencia la concatenación de los hechos. 

Si no matan a Cs, como pretende el número dos popular, Teodoro García Egea, en el partido naranja quedará un resentimiento contra el PP muy fuerte. Una fractura dramática para el centroderecha. La contraofensiva de García Egea es una apuesta temeraria. El centro puede seguir siendo clave en Madrid y en otros sitios. Media docena de escaños en la Asamblea madrileña pueden ser clave para el futuro Gobierno regional. 

Tensionamiento

El resultado del tensionamiento interno de Cs es, ahora más que nunca, impredecible, por cuanto sus miembros están tentados de optar a nuevos cargos en el PP o mantener su lealtad a los ideales de su partido. Y esto no son más que chuscos episodios que abudan en el propio descrédito de la clase política. 

No obstante, los populares deben reducir la intensidad de su opa a los naranjas. En primer lugar porque su ansias de decapitar a Ciudadanos pueden ser contrarias a sus propios intereses si no capta a los suficientes votantes; en segundo lugar porque es muy posible que algunos de ellos recalen en el PSOE si Pedro Sánchez toma la decisión de jugar al centrismo para atraerlos.

Espacio diferenciado

Pese a que desde Génova dijeran que “Ciudadanos está muerto” para convencer a los diputados, todavía no se ha certificado su defunción; el partido liberal, incluso mermado o en la UCI, sigue siendo necesario. Siempre habrá un espacio para el centro diferenciado del PP, aunque sea pequeño.

La desaparición de Ciudadanos puede tener una consecuencia muy peligrosa: que sea Vox quien marque el terreno al Partido Popular. Si Cs se desangra por cuestiones internas, el reto de Pablo Casado es conquistar a sus cuadros -también a sus bases- con políticas centristas y no con opas hostiles.