Para terminar de completar un año catastrófico, la inmigración ilegal ha venido a recordarnos que España es frontera sur de Europa y que en este capítulo queda mucho por hacer y mucho que cambiar. Las imágenes del puerto de Arguineguín desbordado, con los migrantes confinados y en unas condiciones precarias, son el reflejo de una política de inmigración que necesita de una profunda revisión.

La propia condición fronteriza de España obliga a que la inmigración se conciba como una cuestión de Estado. No puede ser que, en función del partido que gobierne, cambie la forma de afrontar esta cuestión. Pasamos de las devoluciones en caliente a provocar el efecto llamada con recibimientos propagandísticos como el del Aquarius. Con estos bandazos, el mensaje que se envía al mundo es catastrófico.

Ley de Extranjería

Las cosas parece que podrían cambiar, afortunadamente. El Gobierno está de acuerdo en sondear un Pacto Nacional sobre Inmigración como ha planteado el líder de la oposición, Pablo Casado. Y según ha podido constatar EL ESPAÑOL, el Ejecutivo está decidido a aprobar una nueva Ley de Extranjería que sustituye a la que rige desde hace dos décadas, y que ha quedado claramente sobrepasada por los acontecimientos. Los populares proponen una inmigración legal, ordenada, vinculada a un puesto de trabajo, basada en acuerdos bilaterales con los países de origen y en consonancia con las doctrinas que imperan en la UE. pero están dispuestos a escuchar también los criterios del PSOE.  

Sentido común

Es probable que el primer interesado en dinamitar el acercamiento PSOE-PP que puede alentar un gran Pacto de Estado sea el socio de Gobierno de Sánchez. Podemos mantiene también en este terreno posiciones dogmáticas y demagógicas difícilmente conciliables con lo que dictan Bruselas y el sentido común.

Pero la inmigración es un reto que requiere ser afrontado sin fisuras como país. Un país que debe recibir además la solidaridad de los socios europeos por su posición estratégica. Sánchez y Casado deberían dejar a un lado sus cuitas personales y partidistas, y dar a España las herramientas para afrontar con eficacia y sensibilidad uno de los grandes problemas de nuestro tiempo.