El máximo responsable de los Mossos d'Esquadra cuando se celebró el referéndum ilegal del 1-O, Josep Lluís Trapero, ha sido absuelto de todos los cargos que se le imputaban. Según la Audiencia Nacional, no se aprecia ni sedición ni desobediencia en su proceder, pese a que, bajo su autoridad, se convirtieron en papel mojado las resoluciones judiciales que ordenaban el cierre de los locales donde hubiera urnas.

Conviene subrayar que, en pleno pulso de la izquierda a los jueces, la Sala que absuelve a Trapero es de mayoría conservadora. El fallo ha contado con el voto discrepante de uno de los tres magistrados del Tribunal, Concepción Espejel, que se ha extendido en los razonamientos de por qué Trapero incurrió en un delito de sedición.

Pasividad necesaria

El fallo sorprende más si cabe por la solidez de la acusación presentada por el teniente fiscal de la Audiencia Nacional Miguel Ángel Carballo. En su informe, respaldado con profusión de pruebas, argumentaba que Trapero fue "indispensable" para la realización del referéndum declarado inconstitucional, y que los Mossos "se dedicaron a todo menos a impedirlo".

Quien siguiera el juicio a Trapero pudo comprobar que hizo una buena defensa, eso sí, a costa de investirse de un patriótico constitucionalismo que ha acabdo con su imagen de icono independentista. Pero si tras todo lo vivido el 1-O, con imágenes incluidas de mossos cuadrándose al paso de las urnas ilegales, es difícil conceder que Trapero no participó de la sedición, lo que ya parece una burla es que ni siquiera se le condene por incumplir las órdenes de impedir aquella jornada.

Recurso a Apelación

Por todo ello, la Fiscalía debería recurrir el fallo de la Audiencia Nacional a su Sala de Apelación. Ahí va a ponerse a prueba la independencia de Dolores Delgado, en un momento en el que el Gobierno se acerca a los promotores del golpe separatista en busca de su apoyo a los Presupuestos, hasta el punto de plantear el indulto de los cabecillas condenados.

Estamos convencidos de que el 1-O hubo, cuando menos, una desobediencia clarísima por parte de quien dirigía a los agentes de la autoridad. Trapero no cumplió la orden del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de impedir aquella infausta jornada. Ojalá aún se esté a tiempo de corregir el fallo de la Audiencia Nacional.